sábado, 31 de enero de 2015

Entre ellos y yo

Puede que no lo crean 
pero hay gente 
que va por la vida 
con muy poca
fricción o
angustia.
visten bien, comen
bien, duermen bien.
están contentos con
su vida
familiar.
tienen momentos de
congoja
pero dentro de todo
permanecen imperturbables
y a menudo
se sienten muy bien.
y cuando mueren
es una muerte tranquila,
usualmente mientras
duermen.


puede que no lo
crean
pero gente así
existe.
pero yo no soy uno de
ellos.
oh no, no soy uno
de ellos,
no estoy ni tantito cerca
de ser
uno de
ellos
pero ellos están
ahí
y yo estoy
aquí

"Los Extraños" de Charles Bukowski

Mientras



jueves, 29 de enero de 2015

Pedro


Romance de la luna

"No te dije de la luna. La luna es lo más alto. Cuando la mirábamos, ¿por qué hacíamos retemblar el índice sobre el labio hasta provocar un beruberu de acompañarla? ¿Nos lo enseñaste tú o papá? ¿Y qué era su despabilarse en niño Jesús subido al burrito sobre esa lumbre de peligro? Dame esas noticias. Nos quedábamos hasta bien tarde en enero para mirar. Ahí la tengo en el patio ahora, es lo más alto. La dejé atada del pino, mi cometa plateada y mi compaña, y me entré luna arriba para que muchos niños."

Arnaldo Calveyra
En "Cartas para la alegría"

Llorar a lágrima viva

Canción del marinero inmigrante
Vine una, dos veces,
aquí me quedé,
me conquistaron las veredas de Ensenada:
desparejas, era como
caminar en cubierta sobre un mar huracanado


ir perdiendo la memoria
es dejar un día de crear distancia,
ya no ser artefacto del mar


una vez, en una costa del sur,
logré escribir sobre una ola,
y fuimos varios en leerla,
la palabra palabra


por ese entonces era joven
y capaz de apagar un faro con un dedo,
las rocas aullaban escondites,
para las sirenas yo no era un marinero
de un mar cualquie
ra


me tendía a dormir
y las gaviotas lo borraban al sol
con dos alas,
impresión perpetua
de estarme vistiendo
para una fiesta


pequeña mandrágora de mi bolsillo,
fui yo quien abrazó al mansuela
del que todos se apartaban
en el puerto de Sydney


pero nunca lloré:
una vez que se empieza,
¿qué razones hay para dejar de llorar?


de un tío irlandés
heredé la palabra oblivion,
la encontré entre varios objetos
a mí destinados
a la muerte de ese human being,
amaneceres en hilachas,
días y noches en que el cielo
hiede a rata muerta


América la ofrecida, me digo
mirando el yuyal incesante


morir será
encender una lámpara
en la casa desconocida.


Arnaldo Calveyra, poeta, dramturgo y novelista
(1929, Entre Ríos -Argentina- / 2015, París -Francia-)

lunes, 26 de enero de 2015

Hasta el final, siempre

Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
De otro modo, no empieces siquiera.
Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
Tal vez suponga perder novias, esposas,
parientes, empleos y quizá la cabeza.
Ve hasta el final.
Tal vez suponga no comer
durante 3 o 4 días.
Tal vez suponga helarte
en el banco de un parque.
Tal vez supongo la cárcel,
Tal vez suponga mofas, desdén,
aislamiento.
El aislamiento es la ventaja,
todo lo demás es un modo de poner a prueba
tu resistencia, tus auténticas ganas de hacerlo.
Y lo harás a pesar del rechazo y las
ínfimas probabilidades
y será mejor que cualquier otra cosa
que puedas imaginar.
Si vas a intentarlo ve hasta el final.
No hay sensación parecida.
Estarás a solas con los
dioses y las noches arderán en
llamas.
Hazlo, hazlo, hazlo.
Hazlo.
Hasta el final.
Hasta el final.
Llevarás las riendas de la vida hasta la risa perfecta,
es la única lucha digna que hay
Charles Bukowski