"La ciudad estaba completamente desierta y sólo se escuchaban los cantos de los pájaros. Cada dos cuadras me paraba a recobrar el aliento. Pensé que Rocha no tenía encima más que una manta finita; le toqué un brazo: estaba frío y duro como la manteca recién salida de la heladera. Me quité el saco y se lo eché encima, sobre el pecho. Ya no sentía la angustia de los primeros momentos, sino una profunda pena por ese terco que no había querido aceptar la derrota de antemano. Tal vez había tenido razón: hubo un momento en que la victoria estuvo allí, a su alcance, aunque él no supo aprovechar la oportunidad. Un solo golpe podría haber cambiado esta absurda historia en la que estábamos metidos, en medio de un pueblo indiferente en el que nadie abría una puerta para decirnos adiós, gracias por haber reventado frente a nuestros ojos".
Fragmento del Capítulo XVI de la novela Cuarteles de Invierno de Osvaldo Soriano. Aquí su cuento "Caídas"
*Título del Prólogo a la novela, por Osvaldo Bayer.
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