viernes, 30 de marzo de 2018

Crecer


El problema con las familias que uno elige es que desaparecen más fácilmente que las de sangre. Los adultos con los que crecí están todos muertos o no sé dónde están. Aquí, bajo este sol de justicia que funde la piel y resquebraja la tierra, desde luego no están. Es un mal trago, un funeral, y una pesadez las dos horas de carretera para llegar hasta aquí. Yo me lo sé de memoria, este camino entre olivos, estrecho y ondulante.

También esto pasará de Milena Busquets. Ed Anagrama. 2015

Sencillamente, la felicidad

Mi oficio es escribir, y yo lo conozco bien y desde hace mucho tiempo. Confío en que no se me entenderá mal: no sé nada sobre el valor de lo que puedo escribir. Sé que escribir es mi oficio. Cuando me pongo a escribir me siento extraordinariamente a gusto y me muevo en un elemento que me parece conocer extraordinariamente bien: utilizo instrumentos que me son conocidos y familiares y los siento bien firmes en mis manos. Si hago cualquier cosa, si estudio una lengua extranjera, si intento aprender historia, o geografía, o taquigrafía, o si pruebo a hablar en público, o a hacer punto, o a viajar, sufro y me pregunto continuamente cómo hacen los otros estas mismas cosas, me parece siempre que debe haber una forma buena de hacer estas mismas cosas que los demás conocen y es desconocida para mí. Y me parece que soy sorda y ciega, y siento como una náusea en el fondo de mí. Cuando escribo, por el contrario, no pienso nunca que quizá hay una forma mejor de la que se sirven los otros escritores. Entendámonos: yo sólo puedo escribir historias.

Mi primer viaje por mar


Nacido de familia judía, Karinthy había estudiado medicina, ciencias naturales y matemática antes de saltar a la fama en su país en 1912 con sus inimitables columnas. Se opuso toda su vida a la guerra y a los políticos conservadores de su país. Su pluma fue celebrada y defendida por los mejores escritores húngaros de su tiempo: Dezsó Kosztolanyi, Mihaly Babits y Sándor Márai. Luego de la operación, volvió a Budapest, publicó su libro, retomó su gozosa rutina y,dos años más tarde, cayó muerto de golpe mientras se ataba los cordones de sus zapatos, y así se ahorró misericordiosamente la suerte que correrían todos los judíos cuando empezó, pocos meses más tarde, la Segunda Guerra Mundial. 

En Oigo trenes en mi cabeza por Juan Forn. Página/12. 24/11/2017

Me llamo Natalia Ginzburg...

"Pavese...aquella primavera solía llegar a nuestra casa comiendo cerezas. Le gustaban las primeras cerezas, las pequeñas y jugosas que, según él, "tenían sabor a cielo". Desde la ventana lo veíamos aparecer por el fondo de la calle, alto, con su rápida forma de caminar: venía comiendo cerezas y arrojando los huesos contra la pared con un tiro seco y fulminante. Para mí la derrota de Francia quedó unida para siempre a aquellas cerezas que él nos hacía probar cuando llegaba, sacándoselas una a una del bolsillo con su mano parsimoniosa y huraña"

Léxico Familiar. Ed Lumen. 2017

sábado, 23 de diciembre de 2017

Ya es Navidad

Ya es Navidad
Y ¿qué has hecho?...
Dar esperanza es bueno
Ya es Navidad
Para los débiles y los fuertes
Para los ricos y los pobres
Este mundo está tan mal repartido
Que se paren todas las luchas
Ya es Navidad
Y ¿qué has hecho?...

                                                                                   Jonh Lennon, Happy Christman (adaptación)

Sorrento, Italia, enero 2016.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Simplemente, Haroldo











Haroldo Conti (escritor argentino, 1925 - desaparecido) 

La experiencia de mirar, Joan

"Cuanto más simple es un alfabeto, más clara resulta la lectura. 
Los colores elementales constituyen las letras de mi lenguaje,
sin otro soporte que la superficie del blanco y la efusión
de un negro lineal"
Joan Miró , La experiencia de Mirar en el Museo Nacional de Bellas Artes (Argentina)







Nada Todo





Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.

La palabra que sana
Poema de Alejandra Pizarnik (Argentina, 1936-1972)