domingo, 3 de junio de 2012

Al andar

Generalmente empiezo
sin saber todavía
cuál será el rumbo definitivo
de la marcha

Generalmente marchando
se aclara el objeto y el fin
de una travesía que empezó
por amor a la aventura

Pero sucede luego
que el ritmo
el golpe en el tambor de la sangre
despierta una oscuridad
que latía
llena de cargas
y cuando quiero detenerme
ya no puedo
y del pozo sigue surgiendo
un líquido incoloro
incontenible
un líquido que reconozco
y que lleva las señales
de todo lo pasado por mí
como si hubiera sido elaborado
en la combustión permanente
de todos mis estados

Y ya no puedo entonces
dejar de sumergir el balde
en ese pozo surgente

Si lo hiciera
algún lugar de mi cuerpo
estallaría
porque el volumen interior
es más grande que la caja
excede la dimensión
de la envoltura

He aquí por qué
una marcha
que a veces se inicia
por amor a los caminos
termina siendo
una obligación
que apenas controlamos
una fatalidad
que reclama
su reconocimiento
para evitar la propia muerte
o el estallido
de nuestra precaria materia.


Hugo Gola

No hay comentarios: