El arte de perder no es difícil adquirirlo.
Tantas cosas parecen empeñadas
en perderse, que su pérdida no es un desastre.
Tantas cosas parecen empeñadas
en perderse, que su pérdida no es un desastre.
Pierde algo cada día. Acepta el tumulto
de llaves de puertas perdidas, la hora malgastada.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.
de llaves de puertas perdidas, la hora malgastada.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.
Practica entonces perder más aún, y más rápido:
lugares, nombres, y el sitio al que se suponía
que viajarías. Nada de esto será un desastre.
lugares, nombres, y el sitio al que se suponía
que viajarías. Nada de esto será un desastre.
Perdí el reloj de mi madre, y -¡mira!- la última, o
penúltima de tres casas que amaba se fue.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.
penúltima de tres casas que amaba se fue.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.
Perdí dos ciudades, ambas adorables. Y, más ampliamente,
algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue un desastre.
algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue un desastre.
-Hasta al perderte a ti (la voz bromista, un gesto
de amor) no habré mentido. Es evidente que
el arte de perder no es demasiado difícil de adquirir
aunque parezca por momentos (¡Escríbelo!) un desastre.
de amor) no habré mentido. Es evidente que
el arte de perder no es demasiado difícil de adquirir
aunque parezca por momentos (¡Escríbelo!) un desastre.
Elizabeth Bishop (1911-1979)
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