El psicoanálisis busca la cura, que nunca es total, en el recuerdo y la reelaboración constante del pasado traumático. Repetir en acto -en cambio- no es placentero sino más bien doloroso e improductivo. Volver una y otra vez al lugar del crimen produce un goce oscuro, es decir, un placer que proviene de la pulsión de muerte o del hecho de ser para la muerte. Se repiten la desgracia, la pérdida de amor, los celos, el miedo, la sed de venganza, aquello que no es posible recordar y traducir en palabras. Freud descubre que lo que no puede ser evocado mediante lenguaje o metáforas vuelve en acto o escena. Pero vuelve como una gripe o como un antiguo dolor de espalda. ¿En qué consiste o consistiría la cura entonces? En dejar de repetir.
Luis Gruss