sábado, 26 de marzo de 2016

Cazador de Utopias

En el año 2012, Brandon Bryant trabajaba en una base aérea en un desierto norteamericano de Nuevo México.
Era un piloto de avión, que mediante catorce pantallas y varios teclados teledirigía a los aviones sin piloto, los llamados drones, a diez mil kilómetros de distancia.
En cierta ocasión, apareció en las pantallas una casa de campo de Afganistán, con establo y todo. Se veía hasta el último detalle.
Quince segundos: desde la lejanía, el comando dictó la orden de fuego. Diez segundos: Brandon advirtió al comando que en una de las pantallas había visto un niño que corría en torno a la casa. Seis segundos: se repitió la orden. Cinco segundos: Brandon oprimió el botón. Tres segundos: el dron dejó caer un misil. Dos segundos: un fogonazo, una explosión, el misil derrumbó la casa, la casa desapareció y el niño también.
Sólo quedó el humo.
–¿Dónde está el niño? –preguntó Brandon.
La máquina no respondió.
Brandon repitió la pregunta.
Por fin, la máquina dijo:
–No era un niño. Era un perro.
–¿Un perro de dos piernas?
Y Brandon Bryant renunció a la carrera militar.

Eduardo Galeano, Cazador de Historias, Editorial Siglo XXI

No hay comentarios: