Miércoles 25 de noviembre
No tengo otra opción más que escribir para encontrarte.
Y así voy por tu querida ciudad de Buenos Aires, que carga sobre sí toda la humedad del mundo. El sol hace días que no asoma. Y te extraño. Tanto te extraño que estoy empezando una tener miedo. Miedo de olvidar. De época Cómo Olvidar el Apretón de tus manos contra las mías. Cómo, el beso de tu boca rompiéndose en mi mejilla. Cómo era tu risa de divertida y espontánea. Cómo, tu sonriente y llegar tarde cada Enérgico.
Todos morimos un poco al perderte. Y eso, es inevitable. "Ya está, ya pasó todo", me dijo, y me abrazó. Y ahí nos quedamos los tres. Detenidos en el tiempo. En tu tiempo. El tiempo de la muerte.
Martes 8 de diciembre
Martes 8 de diciembre
¿Cómo se nombra la ausencia? ¿Cómo se la escribe?
No hay más preguntas que.
Es este dolor de vos quien escribe y busca nombrarte.
Mientras todo esto sucede intento aturdirme cada día. Entonces, Te busco. Sigo buscándote. Me cuelgo con los ojos de los balcones florecidos de tu querida Buenos Aires. Camino de las calles que Durante los últimos cuarenta años te han visto vivirlas. Miro las caras de los niños, con ternura y melancolía les sonrío y, en el gesto dulce que me devuelven, Ansio encontrar tu mirada pícara, risueña, amable. Mis piernas y mis pies van en una búsqueda constante y mi mente y mi corazón, en un letargo ingobernable.
Son noventa y dos días de ausencia. El número seis me dio con toda su cadencia, su peso y su golpe. Me dirán que tengo tus recuerdos, tus enseñanzas, tu música, tu gente querida. Me dirán que estás en mi corazón. Y no mienten. Pero yo sólo sé que una caja basta para resguardarte del paso del tiempo. Y que sé, por ahora, nada me conforma.
Siempre supe que la literatura me había salvado, quizás de irme antes que vos. No me lo hubieras perdonado ni entendido. Doy gracias de que no haya sido así y que juntos hayamos Dado cuerpo a los ritos del vivir.
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