Alguna vez representaron la base del mundo como una tortuga.
Vamos de viaje sobre el caparazón de ese animal, apenas moviéndonos.
Las estrellas pasan, veloces y candentes,
y nosotros quedamos, atados al mirar sobre ciudades quietas.
Algún día la tortuga tropezará con un escollo, perderá el equilibrio.
Caeremos de la tierra coriácea y opaca que nos sustenta.
Traspasaremos las audaces regiones,
ardientes como el soplo que una vez atravesó la llama de la luz mayor,
hasta apagarnos.
En Bosque de Ojos de María Rosa Lojo
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