No toda llave es de metal, hay otras
que no saben de puertas
sino de cuestiones que empañan el alma
en trances de andar sola.
Conocen la nostalgia y el vacío
de partir sin adioses.
Y aparecen de pronto en el momento exacto
-de sujetar la pena en las paredes...
-de inventar el olvido
al regreso de toda pesadilla...
-de ver que tiembla un niño
y pretendes calamar su desventura...
-de alargarte en el río
más allá de las cumbres que refleja...
Son llaves que no invaden cerraduras,
desasidas atmósferas y espejos
que juntan la moneda en sus dos caras
con lujoso relámpago.
Ahora, en la vereda que conduce a casa,
lugar de los resúmenes de aurora
en los trajines de mi compañera
acicalando los manteles,
frazadas, los hijos, los recuerdos,
surgen las de metal y me atropellan
de música las manos
para que cualquier sombra se distraiga al abrir la puerta.
Manuel Serrano Perez. Pcia. de Tucumán, 1917
que no saben de puertas
sino de cuestiones que empañan el alma
en trances de andar sola.
Conocen la nostalgia y el vacío
de partir sin adioses.
Y aparecen de pronto en el momento exacto
-de sujetar la pena en las paredes...
-de inventar el olvido
al regreso de toda pesadilla...
-de ver que tiembla un niño
y pretendes calamar su desventura...
-de alargarte en el río
más allá de las cumbres que refleja...
Son llaves que no invaden cerraduras,
desasidas atmósferas y espejos
que juntan la moneda en sus dos caras
con lujoso relámpago.
Ahora, en la vereda que conduce a casa,
lugar de los resúmenes de aurora
en los trajines de mi compañera
acicalando los manteles,
frazadas, los hijos, los recuerdos,
surgen las de metal y me atropellan
de música las manos
para que cualquier sombra se distraiga al abrir la puerta.
Manuel Serrano Perez. Pcia. de Tucumán, 1917
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