Y también no estar triste,
no crecer con las fuentes, no doblarse en los sauces.
Ancha es la luz para los ojos, y el dolor danza
en los pechos que aceptan sin flaqueza sus fríos escarpines.
Y no decirte ni lejana ni perdida
para no darle razón al mar que te retiene.
Y elogiarte en la más perfecta soledad
a la hora en que tu nombre es la primera lumbre en mi ventana.
no crecer con las fuentes, no doblarse en los sauces.
Ancha es la luz para los ojos, y el dolor danza
en los pechos que aceptan sin flaqueza sus fríos escarpines.
Y no decirte ni lejana ni perdida
para no darle razón al mar que te retiene.
Y elogiarte en la más perfecta soledad
a la hora en que tu nombre es la primera lumbre en mi ventana.
Benditos sean mis ojos
porque tan alto miraron.
Julio Cortázar en Papeles Inesperados.
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