Nadie entra aquí con las palabras
En medio de la noche me despierta tu sueño,
el sueño donde estabas.
El cuerpo a medias entregado
lengua boca dedos
tienden los puentes
a la roca giratoria del deseo.
Tu abrazo en otro abrazo,
rosa de los senos donde mamo.
En medio de la noche
me despierto y repito sacro sacro
el pan ha sido devorado
la miel el vino y las cerezas.
Cada noche persigo un sueño como a un ciervo
en la pradera. Como a él, apenas lo imagino;
o veo un ojo, el delicado filo de la cornamenta,
el flanco rojo que refulge y se pierde entre
los pastos del sudán.
Pero entonces apareció entero, sobre el muro de
arena que bordea la lagunas. La luna en el agua
lo volvía nítido contra el cielo.
Ella detrás, me miraba.
Empezó a cantar una canción. Rendida de
amor, y de terror, supe que su voz creaba
la mitad secreta del mundo.
¿Has medido el tiempo de tu corazón?
Esa rosa inmensurable que se pierde
cada día por ausencia de mirada
por dejarla, denegada y ganar el
tiempo: escoria que lo pierde. Misterio
renovado llena la fuente al instante
que rebosa, de la rosa nuevamente
la conciencia. ¿Has medido el tiempo de
tu corazón? Cuando el benteveo en su
esplendor de siena y amarillo posa
sus patas sobre la rama de aguacate
y aletea: la escena es una ofrenda
de naturaleza viva en el minúsculo
artificio de la casa ciudadana (...)"
Diana Bellesi
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