Mi patria es como si no fuera, es íntima
Dulzura y ganas de llorar; un niño durmiendo
es mi patria. Por eso, en el exilio
Viendo dormir a mi hijo
Lloro de nostalgia de mi patria.
Si me preguntaran lo que es mi patria, diría:
No sé. De hecho, no sé
Cómo, por qué y cuándo es mi patria
Pero sé que mi patria es la luz, la sal y el agua
Que elaboran y licúan mi tristeza
En largas lágrimas amargas.
Deseos de besar los ojos de mi patria
De acunarla, de pasarle la mano por los cabellos...
Deseos de cambiar los colores del vestido (¡auriverde!) tan feos
De mi patria, de mi patria sin zapatos
Y sin calcetines, patria mía
¡Tan paupérrima!
Porque te amo tanto, patria mía, yo que no tengo
Patria, yo semilla que nací del viento
Yo que no voy y no vengo, yo que permanezco
En contacto con el dolor del tiempo, yo elemento
De conexión entre la acción y el pensamiento
Yo hilo invisible en el espacio de todo adiós
¡Yo, el sin Dios!
Te tengo sin embargo en mí como un gemido
De flor; te tengo como un amor muerto
A quién se juró; te tengo como una fe
Sin dogma; te tengo en todo lo que no me siento a gusto
En esta sala extranjera con chimenea
Y sin columna.
¡Ah, patria mía!, recuerdo una noche en el Maine, Nueva Inglaterra
Cuando todo pasó a ser infinito y nada tierra
Y yo vi alfa y beta de Centauro escalar el monte hasta el cielo
Muchos me sorprendieron parado en el campo sin luz
A la espera de ver surgir la Cruz del Sur
Que yo conocía, pero amaneció...
Fuente de miel, bicho triste, patria mía
Amada, idolatrada, ¡salve, salve!
Que más dulce esperanza encadenada
El no poder decirte: aguarda...
¡No tardo!
Quiero volverte a ver, patria mía, y para
Volverte a ver me olvidé de todo
Fui ciego, mutilado, sordo, mudo
Vi mi humilde muerte cara a cara
Rasgué poemas, mujeres, horizontes
Quedé simple, sin fuentes.
Patria mía... Mi patria no es florón, ni ostenta
Lábaro no; mi patria es desolación
De caminos, mi patria es tierra sedienta
Y playa blanca; mi patria es el gran río secular
Que bebe nube, come tierra
Y orina mar.
Más que la más garrida mi patria tiene
Una calidez, un querer bien, un bien
Un libertas quae sera tamen
Que un día traduje en un examen escrito:
"Libre que serás también"
¡Y repito!
Pongo en el viento el oído y escucho la brisa
Que juguetea en tus cabellos y te los alisa
Patria mía, y perfuma tu suelo...
Que ganas me vienen de adormecerme
Entre tus dulces montes, patria mía
Atento al hambre en tus entrañas
Y al batuque en tu corazón.
No te nombraré, patria mía
Tu nombre es patria amada, es patriecita
No rima con madre gentil
Vives en mí como una hija, que eres
Una isla de ternura: la Isla
Brasil, tal vez.
Ahora llamaré a la amiga calandria
Y le pediré que pida al ruiseñor del día
Que pida al tordo
Para llevarte presto este avigrama:
"Patria mía, recuerdos de quien te ama…
Vinicius de Moraes."
Vinicius de Moraes, poeta y músico brasileño 1913-1980)
(versión de Pedro Casas Serra)
Dulzura y ganas de llorar; un niño durmiendo
es mi patria. Por eso, en el exilio
Viendo dormir a mi hijo
Lloro de nostalgia de mi patria.
Si me preguntaran lo que es mi patria, diría:
No sé. De hecho, no sé
Cómo, por qué y cuándo es mi patria
Pero sé que mi patria es la luz, la sal y el agua
Que elaboran y licúan mi tristeza
En largas lágrimas amargas.
Deseos de besar los ojos de mi patria
De acunarla, de pasarle la mano por los cabellos...
Deseos de cambiar los colores del vestido (¡auriverde!) tan feos
De mi patria, de mi patria sin zapatos
Y sin calcetines, patria mía
¡Tan paupérrima!
Porque te amo tanto, patria mía, yo que no tengo
Patria, yo semilla que nací del viento
Yo que no voy y no vengo, yo que permanezco
En contacto con el dolor del tiempo, yo elemento
De conexión entre la acción y el pensamiento
Yo hilo invisible en el espacio de todo adiós
¡Yo, el sin Dios!
Te tengo sin embargo en mí como un gemido
De flor; te tengo como un amor muerto
A quién se juró; te tengo como una fe
Sin dogma; te tengo en todo lo que no me siento a gusto
En esta sala extranjera con chimenea
Y sin columna.
¡Ah, patria mía!, recuerdo una noche en el Maine, Nueva Inglaterra
Cuando todo pasó a ser infinito y nada tierra
Y yo vi alfa y beta de Centauro escalar el monte hasta el cielo
Muchos me sorprendieron parado en el campo sin luz
A la espera de ver surgir la Cruz del Sur
Que yo conocía, pero amaneció...
Fuente de miel, bicho triste, patria mía
Amada, idolatrada, ¡salve, salve!
Que más dulce esperanza encadenada
El no poder decirte: aguarda...
¡No tardo!
Quiero volverte a ver, patria mía, y para
Volverte a ver me olvidé de todo
Fui ciego, mutilado, sordo, mudo
Vi mi humilde muerte cara a cara
Rasgué poemas, mujeres, horizontes
Quedé simple, sin fuentes.
Patria mía... Mi patria no es florón, ni ostenta
Lábaro no; mi patria es desolación
De caminos, mi patria es tierra sedienta
Y playa blanca; mi patria es el gran río secular
Que bebe nube, come tierra
Y orina mar.
Más que la más garrida mi patria tiene
Una calidez, un querer bien, un bien
Un libertas quae sera tamen
Que un día traduje en un examen escrito:
"Libre que serás también"
¡Y repito!
Pongo en el viento el oído y escucho la brisa
Que juguetea en tus cabellos y te los alisa
Patria mía, y perfuma tu suelo...
Que ganas me vienen de adormecerme
Entre tus dulces montes, patria mía
Atento al hambre en tus entrañas
Y al batuque en tu corazón.
No te nombraré, patria mía
Tu nombre es patria amada, es patriecita
No rima con madre gentil
Vives en mí como una hija, que eres
Una isla de ternura: la Isla
Brasil, tal vez.
Ahora llamaré a la amiga calandria
Y le pediré que pida al ruiseñor del día
Que pida al tordo
Para llevarte presto este avigrama:
"Patria mía, recuerdos de quien te ama…
Vinicius de Moraes."
Vinicius de Moraes, poeta y músico brasileño 1913-1980)
(versión de Pedro Casas Serra)
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