"Cada uno debe dar al amor una oportunidad de expresarse con su dolor y su fuerza más grandes. Por eso los japoneses se sientan bajo los cerezos: estos son absolutamente magníficos cuando están llenos de flores, y al mismo tiempo su periodo de florecimiento es tan doloroso como efímero. Hay que aprovechar el momento en el que las flores brotan. Si dejamos pasar ese momento, habrá que esperar un año entero o quizás un poco más. Lo mismo ocurre con el amor: cuando se tiene hay que darle la oportunidad de aflorar y hay que saberlo apreciar..."
Doris Dörrie (1955)
Directora de la película
Las Flores del Cerezo
Una película dulce por donde se la mire. Sabia.
Con la impronta del sentido de lo fugaz. Lo cual la hace eterna y esperanzadora.
Rescata el instante mismo de la contemplación a través de la danza japonesa "Butoh", entendida en su concepción más propia como manifestación del estado del alma.
Una película que es, sencillamente, un Elogio del Amor.
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