domingo, 20 de mayo de 2012

"He bajado al menos...

...
un millón de escaleras tomado de tu brazo
y ahora que no estás cada escalón es un vacío.
...
Nuestro largo viaje también fue así de breve.
El mío aún continúa, pero ya no necesito
las combinaciones, la reserva de asientos,
las astucias, las afrentas de quien cree
que la realidad es lo que vemos.
He bajado millones de escaleras tomado de tu brazo
y no porque cuatro ojos puedan ver más que dos.
Las bajé contigo porque sabía que de nosotros dos
las únicas pupilas verdaderas, aunque nubladas,
eran las tuyas."
 

XENIA II, Nº5
Eugenio Montale (Italia, Génova -1896-Milán-1985)
Traducción de Gianni Siccardi

"Com/posizioni" de Juan Gelman, en Italia

la lejanía
este aroma de vos/¿sube?/¿baja?/
¿viene de vos?/¿de mí?/¿en qué otro
me debería convertir?/¿qué otro/
de mí/debiera ser/
para saber/ver/los pedazos
de mundo que en silencio juntás?/
¿así quemás distancias?/
¿me devolvés a mi animal?/¿así
me das grandeza/o cuerpo
que invadís con tu ausencia?/
¿con tu mirada que
a tu ojo no volverá/ya fiebre
sin otro dueño que el camino?/
estás aquí/es decir/todo está aquí/
el vacío y la unión/y vos/y la
desordenada soledad/


la lontananza
questo aroma di te/ sale?/scende?/
viene da te?/da me?/in che altro
mi dovrei trasformare?/che altro
di me/dovrei essere/
per sapere/vedere/i frammenti
di mondo che in silenzio unisci?/
così bruci distanze?/
mi restituisci al mio animale?/così
mi dai grandezza/o corpo
che invadi con la tua assenza?/
con il tuo sguardo che
non tornerà al tuo occhio/già febbre
senz’altro padrone che il cammino?/
sei qui/è come dire/tutto è qui/
il vuoto e l’unione/e tu/e la
disordinata solitudine/



dónde
¿en qué tinieblas te envolvés?/
no hablo con vos/no me oís hablar/
no te respiro/no te veo/me forjan
los martillazos de tu ausencia/
siempre te amaré/siempre
mis versos doloridos de vos
diré en la soledad/ como si fueras
fruta secretamente habida/
ciega bajo la falda
de una niña/perdida en su memoria/
huyendo/
triste de su rubor/


dove
in quali tenebre t’avvolgi?/
non parlo con te/non mi ascolti parlare/
non ti respiro/non ti vedo/mi forgiano
le martellate della tua assenza/
sempre ti amerò/sempre
i miei versi dolenti di te
dirò in solitudine/come se tu fossi
frutta tenuta in segreto/
cieca sotto la gonna
di una bimba/sperduta nella sua memoria/
in fuga/
triste del suo rossore/

"Desgarraremos el firmamento y pediremos por ti"

(*)
En este día de todos tus siervos, oh Dios, quiero hablarte cara a cara.
Perdóname que te tutee; Colastiné duerme en paz.
Eres dios y señor de todas las piedras, de todos los ríos, de todas las plantas y de todos los animales;
pero tu nombre es una sombra fugitiva.
Quería hablar contigo desde tiempo atrás.
Si has creado el mundo, quizá sabes tanto de él como sabe mi mano de este poema inesperado que ahora escribe.
Los hombres te soñamos poderoso, vemos tu nombre inscripto en cada estrella del cielo,
fuente de toda sabiduría, de toda gracia y de toda condenación.
Tus manos expanden la noche, tus ojos son como rayos de fuego puro.
Pero quizá tú también tiemblas, tú también dudas.


Pienso en la carne llagada de esos tus siervos, oh Dios mío.
También nosotros verteríamos nuestra sangre si la maceración se hiciera de pronto luz.
Pero atravesamos ciegos y torpes la cuerda floja que tiembla sobre el mar negro.
Nuestra sangre es anónima, fría y perecedera.
Esos tus siervos arrojaron sobre tu cuerpo oscuro sus treinta monedas de luz.
A nuestra semejanza te hemos creado, oh Dios mío.
Quizá tú también indagas en la oscuridad el fundamento de tu incierto destino,
y por las noches, desnudo en tu reino, lloras una pena solitaria.
Has hecho mal el mundo, oh Dios mío, lo has llenado de muerte y misterio,
de frágiles vidas que estallan con un incomprensible gemido.
Aire, fuego, tierra y agua, sollozan sin paz en una eterna intemperie.
Quizá te compadeces de ti mismo,
pero eres tu propio juez, tu propio testigo, tu propia víctima.


¡Oh, que haya una instancia más alta!
Desgarraremos el firmamento y pediremos por ti.


La piedra cambia sola bajo su dura corteza,
nos abatimos en el interior de nuestra piel,
los ojos del perro no nos dicen nada.


En el día de tus siervos, hablo contigo cara a cara.
Mi palabra es serena, mi queja es melancólica y es clara.
Danos, para comprender el mundo, una luz nueva que sea nuestro sostén.
Dánosla, o la arrancaremos con nuestras propias manos.
Queremos descifrar la muerte, la vida, el aire, los veranos.
Una luz libre, para nuestra condenación o nuestro bien.
Y esto lo pido en el día de todos tus siervos ultrajados. Amén.


noviembre 2 de 1963

(*) Este poema de Saer está incluido en Papeles de trabajo, el primero de los tres volúmenes con que Seix Barral empieza a publicar los papeles inéditos del autor santafesino, que incluyen cuentos, ensayos, poesías, ideas y comentarios de lecturas, entre otras cosas.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-7943-2012-05-20.html