domingo, 28 de junio de 2009

Centenario de Juan Carlos Onetti






Al cumplirse el centenario del nacimiento del escritor uruguayo, Juan Carlos Onetti, la Editorial Afaguara ideó el sitio http://www.onetticentenario.com.ar/ donde el lector podrá encontrar desde la biografía del autor hasta el capítulo inicial de cada una de sus novelas, desde una mirada literaria a su obra hasta porqué hay que leer a Onetti. Animense...después me cuentan...Los dejo con un fragmento de "Los Adioses". A disfrutar


"—Y él estuvo un momento sin saber qué hacer, hay que decirlo, no salió corriendo como loco atrás de ella —contaron la mucama y el enfermo—. Se quedó mirando en el comedor vacío a la mujer y al hijito que parecía enfermo. Hasta que la otra pudo más que la vergüenza y el respeto y dijo cualquier cosa y salió atrás, lento como siempre, cansado. Tal vez haya pedido perdón. La alcanzó frente al ómnibus, le agarró un brazo y ella no movió siquiera la cabeza para saber quién era.

Discutieron bajo el sol, detenidos, mientras el peón del hotel corría hasta el ómnibus, cargado con paquetes. Y cuando el coche aflojó los frenos y empezó a bajar hacia mi almacén, ella empezó a reírse y se dejó sacar la valija. Tomados de la mano, despaciosos, subieron el camino de la sierra, costearon la cancha de fútbol que empezaba a rodear el público, doblaron allá arriba, en la esquina del dentista, y siguieron zigzagueando hasta la casita de las portuguesas. El hombre se demoró en la galería, estuvo mirando desde allí el río seco, las rocas, el vaciadero de basuras del hotel; pero no entró; le vieron abrazaría y bajar la escalera de la galería. Ella cerró la puerta y volvió a abrirla cuando el hombre estaba lejos; pudo verlo hasta que se perdió atrás de las oficinas de la cantera, volvió a descubrirlo, pequeño, impreciso, al costado de la cancha y en el camino.Imaginé al hombre cuando bajaba trotando hacia el hotel, después del abrazo; consciente de su estatura, de su cansancio, de que la existencia del pasado depende de la cantidad del presente que le demos, y que es posible darle poca, darle ninguna. Bajaba la sierra, después del abrazo, joven, sano, obligado a correr todos los riesgos, casi a provocarlos.



—No estaban. Cuando él volvió la señora se había retirado con el chico y el chico estuvo pataleando en la escalera. La puerta de la habitación estaba cerrada por dentro; así que el hombre tuvo que golpear y esperar, sonriendo para disimular a cada uno que pasaba por el corredor; hasta que ella se despertó o tuvo ganas de abrirle —contaron—. Y el doctor Gunz insistió en decir que no había visto nada aunque estaba en el comedor cuando llegó ella con valija; pero no tuvo más remedio que decir, palabra por palabra, que el tipo debió haberse metido en el sanatorio desde el primer día. Tal vez así, pudiéramos tener esperanzas.


Y él golpeó, largo y sinuoso contra la puerta, avergonzado en la claridad estrecha del corredor que transitaban mucamas y las viejas señoritas que volvían del paseo digestivo por el parque; y estuvo, mientras esperaba, evocando nombres antiguos, de desteñida obscenidad, nombres que había inventado mucho tiempo atrás para una mujer que ya no existía. Hasta que ella vino y descorrió la llave, semidesnuda, exagerando el pudor y el sueño, sin anteojos ahora, y se alejó para volver a tirarse en. la cama. El pudo ver la forma de los muslos, los pies descalzos, arrastrados, la boca abierta del niño dormido. Antes de avanzar, pensó, volvió a descubrir, que el pasado no vale más que un sueño ajeno…"

viernes, 26 de junio de 2009


- A funny movie is a click away

A te

A te che sei l’unica al mondo, l’unica ragione
A ti que eres la única en el mundo, la única razón

per arrivare fino in fondo
para llegar hasta el fondo (alcanzar las metas)

Ad ogni mio respiro
en cada aliento (mio)

Quando ti guardo dopo un giorno pieno di parole
Cuando te veo después de un día lleno de palabras

Senza che tu mi dica niente
Sin que tu me digas nada

Tutto si fa chiaro
Todo se vuelve claro

A te che mi hai trovato all’ angolo coi pugni chiusi
A ti que me encontraste en un rincón con los puños cerrados

Con le mie spalle contro il muro, pronto a difendermi
Con mis hombros contra el muro, listo a defenderme

Con gli occhi bassi
Con la mirada baja

Stavo in fila con i disillusi
Estaba en fila con los desilucionados

Tu mi hai raccolto come un gatto
Tu me recogiste como a un gato

E mi hai portato con te
Y me llevaste contigo

A te io canto una canzone
A ti te canto una canción

Perché non ho altro
Porqué no tengo otra cosa

Niente di meglio da offrirti
Nada mejor que ofrecerte

Di tutto quello che ho
de todo aquello que tengo

Prendi il mio tempo e la magia
Toma mi tiempo y la magia

Che con un solo salto
Que con un solo salto

Ci fa volare dentro all’aria
nos hace volar en el aire

Come bollicine
Como las burbujas

A te che sei
A ti que eres

Semplicemente sei
Simplemente eres

Sostanza dei giorni miei
esencia de mis días

Sostanza dei giorni miei
esencia de mis días

A te che sei il mio grande amore
A ti que eres mi gran amor

Ed il mio amore grande
Y mi grande amor

A te che hai preso la mia vita
A ti que has tomado mi vida

E ne hai fatto molto di più
Y has hecho mucho de ella (en el sentido que la ha mejorado)

A te che hai dato senso al tempo
A ti que has dado un sentido al tiempo

Senza misurarlo
Sin medirlo

A te che sei il mio amore grande
A ti que eres mi gran amor

Ed il mio grande amore
Y mi grande amor

A te che io ti ho visto piangere nella mia mano
A ti que te he visto llorar en mis brazos

Fragile che potevo ucciderti
Tan frágil que podia matarte

Stringendoti un po’
presionandote un poco

E poi ti ho visto
Y luego te he visto

Con la forza di un aeroplano
con la fuerza de un avión

Prendere in mano la tua vita
Tomar tu vida en tus manos

E trascinarla in salvo
y llevarla a salvo

A te che mi hai insegnato i sogni
A ti que me has enseñado los sueños

E l’arte dell’avventura
y el arte de la aventura

A te che credi nel coraggio
A ti que crees en el coraje

E anche nella paura
y tambien en el miedo

A te che sei la miglior cosa che mi sia successa
A ti que eres la mejor cosa que me ha sucedido

A te che cambi tutti i giorni
A ti que cambias todos los dias

E resti sempre la stessa
y sigues siendo siempre la misma

A te che sei
A ti que eres

Semplicemente sei
Simplemente eres

ostanza dei giorni miei
esencia de mis días

Sostanza dei giorni miei
esencia de mis días

A te che sei
A ti que eres

Essenzialmente sei
Escencialmente eres

Sostanza dei giorni miei
esencia de mis días

Sostanza dei giorni miei
esencia de mis días

A te che non ti piaci mai
A ti que no te gustas nunca

E sei una meraviglia
y eres una maravilla

Le forze della natura si concentrano in te
Las fuerzas de la naturaleza se concentran en ti

Che sei una roccia sei una pianta sei un uragano
Que eres una roca eres una planta eres un huracan

Sei l’orizzonte che mi accoglie quando mi allontano
Eres el horizonte que me acoge cuando me alejo

A te che sei l’unica amica
A ti que eres la única amiga

Che io posso avere
que yo puedo tener

L’unico amore che vorrei
El único amor que quisiera

Se io non ti avessi con me
si no te tuviera conmigo

a te che hai reso la mia vita bella da morire,
A ti que has vuelto mi vida bella al infinito (la expresion “da morire” quiere decir muchisimo, el máximo)

che riesci a render la fatica un immenso piacere,
Que conviertes la fatiga en un inmenso placer

a te che sei il mio grande amore ed il mio amore grande,
a te che hai preso la mia vita e ne hai fatto molto di più,
a te che hai dato senso al tempo senza misurarlo,
a te che sei il mio amore grande ed il mio grande amore,
a te che sei, semplicemente sei, sostanza dei giorni miei, sostanza dei sogni miei…
e a te che sei, semplicemente sei, compagna dei giorni miei…sostanza dei sogni…

Lorenzo Jovanotti

miércoles, 24 de junio de 2009

"Homo Viator" de Miguel Mato




Arduo ejercicio de la memoria

Por Juan Pablo Cinelli
En Revista Ñ, Año VI, Sábado 20 de junio de 2009.


Muchos escritores coinciden en ver su propio trabajo como una compulsión, en la que reconocen una imposibilidad total para hacer cualquier otra cosa en el mundo. Poco antes de su desaparición, apenas comenzado el último y más tremendo de los gobiernos militares que asolaron a la Argentina. Haroldo Conti (Chacabuco, 1925 - Buenos Aires, 1976) decía: "No puedo escribir cuando me están matando amigos todos los días". Y era cierto: muchos de sus amigos y compañeros de militancia murieron o desaparecieron antes que él; sin embargo, a pesar del dolor y el miedo, de no poder seguir ya más, a pesar de todo, nunca dejó de escribir. Porque Haroldo Conti era escritor y no podía hacer otra cosa (...)


Es la memoria, entonces, el primer motor de la película, que puede extenderse al conjunto completo de "Vidas Argentinas". Así lo ve también Miguel Mato, director de Homo Viator: "Uno siempre debe recuperar para la memoria colectiva a los hombres que bregaron por la transformación de la sociedad". Sin embargo no es posible sin libertad: "Conti imaginó un mundo de igauldad de derechos, haciendo casi un culto de la libertad. Decía que a veces había que sacrificar la de uno y la de los demás para lograr un bien social mayor" (...)

"Homo viator es una película que busca un homenaje sin afirmar nada, simplemente transitándolo. Tratando de darle, con sus propias palabras, la palabra a Conti. Así nomás, como un borrador que fue escrito y vuelto a escribir muchas veces", afirma Mato.

"Haroldo Conti: Homo Viator" de Miguel Mato es un film que pertenece al proyectto "Vidas Argentinas" que produce el Centro Cultural Caras y Caretas. Otro títulos de la serie son: Ramón Carrillo, el médico del pueblo; Familia Lugones y Norma Arrostito, la Gaby.


Les dejo estas lecturas del adorable Haroldo.

Todos los veranos

"A veces pienso en mi viejo.
O es un barco que parte o esa gente vagabunda que trae el verano o simplemente una luz en el río. Entonces me siento en la costa y pienso en mi viejo.
Para todos, para mí mismo, la historia comienza el día que hizo volar en pedazos al Raquelita, en el 28 (...)"
http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/204/204618/

La balada del álamo carolina

"Ciruelo de mi puerta,
si no volviese yo,
la primavera siempre volverá.
Tú, florece"
Anónimo Japonés)

"Uno piensa que los días de un árbol son todos iguales. Sobre todo si es un árbol viejo. No. Un día de un viejo árbol es un día del mundo.

Este álamo carolina nació aquí mismo, exactamente, aunque el álamo carolina, por lo que se sabe, viene mediante estaca y éste creció sólo, asomó un día sobre esta tierra entre los pastos duros que la cubren como una pelambre, un pastito más, un miserable pastito expuesto a los vientos y al sol y a los bichos. Y él creyó, por un tiempo, que no iba a ser más que eso hasta que un día notó que sobrepasaba los pastos y cuando el sol vino más fuerte y tembló la tierra se hinchó por dentro y se puso rígido y sentía una gran atracción por las alturas, por trepar en dirección al cielo, y hasta sintió que había dentro de él un camino, aunque todavía no supiese lo que era eso (...)"
http://www.4shared.com/get/16892281/990f1b6/32449.html

lunes, 22 de junio de 2009

Al lado del camino, una canción nos salva



Me gusta estar a un lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta abrir los ojos y estar vivo
tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se estrellen en la nada
vivir atormentado de sentido
creo que ésta, sí, es la parte mas pesada

en tiempos donde nadie escucha a nadie
en tiempos donde todos contra todos
en tiempos egoístas y mezquinos
en tiempos donde siempre estamos solos
habrá que declararse incompetente
en todas las materias de mercado
habrá que declararse un inocente
o habrá que ser abyecto y desalmado
yo ya no pertenezco a ningún istmo
me considero vivo y enterrado
yo puse las canciones en tu walkman
el tiempo a mi me puso en otro lado
tendré que hacer lo que es y no debido
tendré que hacer el bien y hacer el daño
no olvides que el perdón es lo divino
y errar a veces suele ser humano

no es bueno hacerse de enemigos
que no estén a la altura del conflicto
que piensan que hacen una guerra
y se hacen pis encima como chicos
que rondan por siniestros ministerios
haciendo la parodia del artista
que todo lo que brilla en este mundo
tan sólo les da caspa y les da envidia
yo era un pibe triste y encantado
de Beatles, caña Legui y maravillas
los libros, las canciones y los pianos
el cine, las traiciones, los enigmas
mi padre, la cerveza, las pastillas los misterios el whiskymalo
los óleos, el amor, los escenarios
el hambre, el frío, el crimen, el dinero y mis 10 tías
me hicieron este hombre enreverado

si alguna vez me cruzas por la calle
regálame tu beso y no te aflijas
si ves que estoy pensando en otra cosa
no es nada malo, es que pasó una brisa
la brisa de la muerte enamorada
que ronda como un ángel asesino
mas no te asustes siempre se me pasa
es solo la intuición de mi destino

me gusta estar a un lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta regresarme del olvido
para acordarme en sueños de mi casa
del chico que jugaba a la pelota
del 49585
nadie nos prometió un jardín de rosas
hablamos del peligro de estar vivo
no vine a divertir a tu familia
mientras el mundo se cae a pedazos
me gusta estar al lado del camino
me gusta sentirte a mi lado
me gusta estar al lado del camino
dormirte cada noche entre mis brazos
al lado del camino
al lado del camino
al lado del camino
es mas entretenido y mas barato
al lado del camino
al lado del camino


Fito Paez

sábado, 20 de junio de 2009

Viajando con Juan José




"Vea, más o menos así empieza mi nueva novela —dice Saer afinando la mirada como un cineasta en el set—. Está este río, el cielo con unas nubes pesadas como éstas, este calor y hay olitas como las que forma la sudestada ahora. Bueno, puede que sean un poco más grandes".

Se ve. Saer está de regreso, en el laboratorio de sus sensaciones y lugares emblemáticos y recoge el comienzo de lo que será —ya es— uno de los libros más esperados. Lo hace y señala las cosas santafesinas como si las viera dispuestas en una maqueta de esas que usan los arquitectos. El también está ahí, de algún modo viéndose a sí mismo, un muñequito Saer que está hecho de todas sus historias y personajes"


Pueden leer el artículo completo en
http://www.clarin.com/suplementos/cultura/2003/12/20/u-678670.htm

"El arte de narrar" de Juan José Saer




"Cada uno crea
de las astillas que recibe
la lengua a su manera
con las reglas de su pasión
- y de eso, ni Emanuel Kant estaba exento"
El arte de narrar

"No se sabe:
no puede saberse
si vale, de verdad, la pena construir,
si no es más bien preferible, ¿no
es cierto?, no construir nada"
Auroras


"Reales -no existe nada, nada, no hay, aunque estalle ante nuestros ojos, ninguna realidad; y esos reales que le reclaman, sin poder, por otra parte, dar con él, vienen de rey, son la escoria del siglo o el siglo mismo, la borra de un retruécano"
Reales

viernes, 19 de junio de 2009

miércoles, 17 de junio de 2009

Cine: Last Chance Harvey





Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, en plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre arados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.

Juan Gelman

El cerebro y el corazón roto: VIda de Antonio Gramsci


Por Giuseppe Fiori

Llegó a Moscú con una fuerte depresión. Estaba enfermo. Pagaba la tensión polémica de los últimos tiempos, las amarguras y las incomprensiones y, además, unas fatigas que no podía soportar sin grave detrimento un hombre como él, que al cuerpo desgraciado unía la desnutrición y los choques psicológicos sufridos de pequeño. Sus compañeros de trabajo se dieron cuenta pronto de sus pésimas condiciones de salud y a principios de verano, Grigori Zinoviev, que presidía entonces la Internacional, quiso que fuese a recuperarse en el sanatorio del Serebriani Bor (el “bosque de plata”), en la periferia de Moscú. Tenía tics nerviosos, altibajos “casi feroces”, convulsiones. “Algunas personas muy amables, que venían a hacerme compañía –contará–, me dijeron más tarde que habían tenido miedo, sabiendo que era sardo, ¡de que intentase degollar a alguien!”



Gramsci se sintió intimidado. Tenía treinta y un años y hasta entonces nunca se había abierto completamente a una muchacha. Se dominaba por miedo a la desilusión: le oprimía la conciencia de su estado físico. “Desde hace muchos, muchos años, me he acostumbrado a pensar que existe una imposibilidad absoluta, casi fatal de que yo pueda ser amado.” La visión de Julia le turbaba. Después de uno de los primeros encuentros le escribió: “¿Ha venido a Moscú, como me había anunciado? La he esperado durante tres días. No me he movido de mi habitación, por temor de que pudiese ocurrir lo de la otra vez... ¿No ha estado en Moscú, de verdad? Estoy seguro de que si hubiese estado se habría acercado a mi casa, aunque fuese sólo un momento... ¿Vendrá pronto? ¿Podré verla otra vez...? Escríbame. Sus palabras me hacen mucho bien, me dan más fuerza”.


“Sigo con el pensamiento todos los recuerdos de nuestra vida común, desde el primer día que te vi en Serebriani Bor, cuando no me atrevía a entrar en la habitación porque me habías intimidado (de verdad, me habías intimidado y hoy sonrío recordando esta impresión), hasta el día en que te fuiste a pie y yo te acompañé hasta la gran carretera que atraviesa el bosque y me quedé mucho rato allí, viendo cómo te alejabas sola por la gran carretera, hacia el mundo grande y terrible”.(Gramsci)


“Cuántas veces –escribirá a Julia– me he preguntado si era posible ligarse a una masa sin haber amado a nadie ni siquiera a los propios padres, si era posible amar a una colectividad sin haber amado profundamente a criaturas humanas singulares. ¿No habrá tenido esto un reflejo sobre mi vida de militante? ¿No habrá esterilizado y reducido a un puro hecho intelectual, a un puro cálculo matemático mi cualidad de revolucionario? He pensado mucho en todo esto y he vuelto a pensar en ello estos días, porque he pensado mucho en ti, en ti que has entrado en mi vida y me has dado el amor, me has dado lo que siempre me había faltado y me hacía a menudo malo y torvo.” (Gramsci)

Estos párrafos pertenecen a la biografía de Antonio Gramsci escrita por Giuseppe Fiori y que este último domingo reprodujo -en el suplemento Radar Libros- el diario Página/12.


La editorial Peón Negro mantiene su particular modo de llegar a los lectores mediante presentaciones, ventas cuerpo a cuerpo, casa por casa, en bares y otros sitios por donde pululan los lectores. Su dirección electrónica, para los interesados en Vida de Antonio Gramsci es: peonnegroediciones@gmail.com

viernes, 12 de junio de 2009

Juanele: El poeta del "río"




ELLA



Ella anuda hilos entre los hombres
y lleva de aquí para allá la mariposa profunda
ala del paisaje y del alma de un país, con su polen...

Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su perfume...
a su pesar, muchas veces, como bajo un destino.
Testimonio involuntario, ella,
de un cierto estado de espíritu, de un cierto estado de las cosas,
en que la circunstancia da su hálito...

Pero se dirige siempre a un testigo invisible,
jugando naturalmente con la tierra y el ángel,
el infinito a su lado y el presente en el confín...

Más es el don absoluto, y la ternura,
ella que es también el término supremo y la última esencia
con las melodías de los sentidos y los símbolos y las visiones
y los latidos
para el encuentro en los abismos... Mas tiene cargo de almas,
y es la comunicación,
el traspasado ser, "como se da una flor", en el nivel de los niños,
más allá de sí misma, en el olvido puro de ella misma...

Y no busca nunca, no, ella...
espera, espera, toda desnuda, con la lámpara en la mano,
en el centro mismo de la noche


Juan L. Ortíz

jueves, 11 de junio de 2009

La utopía de "lo colectivo" por Noé Jitrik








Colectivos



Uno de los rasgos más notables de los relatos de Julio Verne es que casi siempre se trata de la constitución de un equipo o, dicho de un modo menos deportivo, de un colectivo. Como corresponde a un escritor de inspiración romántica, pese a su imaginario constructivista, las cualidades personales de un grupo de personas que se encuentran en una situación de riesgo se conjugan para enfrentarlo y por lo general la fórmula es fecunda: el colectivo se forma, lo individual no es depreciado y el éxito corona una empresa cuyos rasgos son definidos por un conductor, aceptado por todos; con ese apoyo, el conductor no se equivoca nunca, nadie le socava el poder que le ha sido otorgado y todo termina bien, triunfo de un espíritu propio de una época, por añadidura ávida de invenciones y de iniciativas pero también de personalidades individuales.

La literatura abunda en situaciones en las que igualmente se trata de conformar un colectivo; no siempre el proceso tiene las características que se encuentran en Verne; en la interesante novela El señor de las moscas, de William Golding, un grupo de niños se encuentra en una selva desconocida y hostil, llena de amenazas; todos comprenden que deben hacer algo juntos para no perecer, pero bien pronto las voluntades se disparan, quienes pueden liderar son combatidos, el grupo se divide y cada subdivisión se subdivide a su vez, y de este modo, la catástrofe no tarda en producirse.

¿Qué quiere decir esta diferencia? ¿Que en el siglo XIX era más fácil que en el XX constituir colectivos en medio de la selva? ¿Los escritores del XIX representaban fielmente lo que necesitaban sus sociedades, que era concentrar esfuerzos y dirigirlos a finalidades precisas, mientras que los del XX, igualmente fieles observadores, registraban una imposibilidad social de parecidas concentraciones? ¿A nuestra época no le gusta que se formen colectivos eficaces y, al contrario, le gusta la frustración y el fracaso?

La literatura, otra vez, es fecunda en la presentación de tales situaciones. En una novela de Stephen King, un grupo de personas que están en un supermercado, asediadas por unas máquinas enemigas, intentan organizarse, pero casi de inmediato las sospechas y los personalismos los ponen al borde del exterminio; y puesto que hablamos de exterminio, algo semejante ocurre en la película de Buñuel El ángel exterminador: los personajes admiten que no pueden salir de la casa y que deben hallar la forma, pero hasta que no llega un Deus ex maquina no logran ponerse ni mínimamente de acuerdo. De inmediato, desde luego, cuando se produce el suspiro de la liberación, se olvida lo que costó ese acuerdo, la dificultad de constituir el “colectivo”. ¿Por qué esa dificultad?

Si consideramos una situación simple, un grupo de jóvenes que quieren hacer una revista literaria para empezar a foguearse, pasa algo similar; todos coinciden, con fervor, en lo bueno que será encontrar un camino adecuado para lograrlo; todos están de acuerdo y designan a uno de sus miembros para encabezar la empresa: suele ser el que mejor expresa el deseo de todos, pero no tarda demasiado tiempo en sobreponer su deseo al deseo de los demás y, en consecuencia, los demás se rebelan, se insurgen, se separan y fundan, por lo general, otra revista, con un nuevo vocero, casualmente el que se levantó contra el primero.

Algo no muy diferente ocurre con los grupos que se destinan a hacer política: comprenden que hay que construir un colectivo y le otorgan la voz cantante al que mejor expresa las ideas de todos; tan bien las expresa que las de los demás empiezan a palidecer hasta que no aguantan más, se sienten sofocados, reprimidos e intentan separarse; si el grupo no ha acumulado suficiente poder pueden irse y armar un nuevo colectivo, pero si hay de por medio una cuestión de poder no es tan fácil, la historia muestra cuánta muerte se produjo cuando la disidencia intenta manifestarse: el nazismo y el stalinismo son excelentes ejemplos de esta limitación, pero no son los únicos episodios históricos, la historia es rica en experiencias nefastas de ese tipo, la Inquisición, los conflictos monárquicos, la ética de ciertos grupos guerrilleros, las Academias y toda clase de instancias en las que quienes detentan el poder se reservan todo el derecho a la enunciación y consideran traidores a quienes intentan recuperar el sentido originario de la conformación del colectivo o simplemente no soportan la voz cantante o consideran que se han extraviado los principios fundadores, a veces con razón, a veces sin ella.

En todos los órdenes esta situación se produce, pero donde es más dramática es en el plano social y político; ahí se podría entender un poco más esa misteriosa, inexplicable tendencia que altera y esteriliza toda formación de grupos cuyo punto de partida puede haber sido una inteligente comprensión de intereses y de objetivos comunes; así, un conjunto de sujetos conscientes de una necesidad social que los interpreta y les permite trascender se reúne, reina el entusiasmo y la simpatía, todos se disponen a entregar lo mejor de sí, no hay inconveniente en distribuir responsabilidades y en reconocer competencias, pero muy pronto, sobre todo si hay de por medio una cuestión de poder aunque sea sólo enunciativo, comienzan las disconformidades, en lugar de dirigir la imaginación hacia procedimientos más eficaces para lograr mejores resultados de una acción el tiempo útil se disipa en la exhibición de desconfianzas, en la exigencia de rendición de cuentas, en el examen de intenciones, en principio siempre perversas, hasta culminar en la división, el antagonismo y la parálisis.

Un lugar muy característico en el que tiene lugar una dramática semejante es la “asamblea”, sea cual fuere el motivo que le da origen, convocatoria espontánea a miembros de un sector social frente a un problema que individualmente no podría ser resuelto, respuesta a una exclusión que afecta a un grupo grande de personas, necesidades institucionales de distribuir responsabilidades, instancia suprema de resolución de problemas que afectan intereses y seguramente otras muchas motivaciones. Tal vez el mejor ejemplo de ello sea la asamblea que surge de la Revolución Francesa, se sabe a qué extremos llegaron sus integrantes en cuanto a cortar cabezas, pero no menos ilustrativo es lo que ocurre en las asambleas estudiantiles o en las populares, donde al comienzo los motivos para su reunión son generosamente compartidos y, poco a poco, inexplicablemente, el aquelarre, la invalidación. Ni hablar de las asambleas de propietarios de un condominio, su soberanía termina por ser un trapo sucio arrugado por la interrupción, la histeria y la rápida ofensa.

En cuanto al “colectivo”, se diría que la necesidad o la aspiración a conformarlo descansa en que lo que no puede ser resuelto por un “ejecutivo”, ya sea porque existen límites a su competencia o ya por la perplejidad que de pronto puede acosarlo frente a un problema que lo supera, que debe ser solucionado por la totalidad de sus miembros pensando juntos, discurriendo en conjunto y proponiendo algo superior. Pero no es fácil que esto ocurra, al cabo de un tiempo –en las Asambleas es muy breve– las reuniones se convierten muy pronto en escenarios de disputas incomprensibles, las voces se elevan y los que las tienen más bajas renuncian y dejan libre el terreno a quienes hablan más alto o bien a quienes aguardan con paciencia que se muestre una vez más que hacer funcionar un colectivo es una ilusión democrática destinada inevitablemente al fracaso.

¡Menudo tema! A la vuelta de la disolución del colectivo está esperando, paciente y solapado, el autoritarismo. Curiosamente, quienes contemplan la ruina de ese colectivo que quisieron fundar admiten el autoritarismo con tristeza, sin duda, pero también con resignación. O acaso con la obstinada esperanza de una nueva posibilidad, de crear un grupo político, de fundar una revista, de solucionar un problema barrial, de reparar un edificio o, en fin, de ver, alguna vez, que un colectivo funciona y no oprime a nadie y en el que todos pueden ser quienes son, sin perder nada de lo propio ni ganar a costa de la derrota de otros.


Publicado hoy en el diario
Página/12

viernes, 5 de junio de 2009

Pequeño Vals Vienés...F.G.Lorca



http://www.youtube.com/watch?v=Ky3kJUyDoYI


En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.
Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.
Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.
En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.
Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del "Te quiero siempre".
En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orilla tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.


Federico García Lorca

Lo que nos hace felices son las expectativas





Hay días en que una música llega para salvarnos


Al final del día,
todo se recicla,
cae y vuelve a empezar.

Hay tantos caminos.
Sin ningún sentido,
es un juego de azar

Ya no tengo que saber
dónde se termina el mar;
preguntas sin respuestas.
Contra las apuestas
no hay una sola verdad.

En el gran desfile
Todo se divide
Y eso me hace pensar.

Errores, aciertos.
Dormido o despierto,
blanco y negro es igual.


Ya no tengo que saber
dónde se termina el mar;
preguntas sin respuestas.
Contra las apuestas
no hay una sola verdad.


Yo nunca quise estar parado ahí,
anclado inmóvil, sin poder cambiar,
ser un Testigo solo ocasional,
mirando lo que sea
todo desde afuera.
Siempre en el mismo lugar.

Ya no me preocupa dónde se termina el mar.
Al final del día todo vuelve a comenzar.



El gran desfile
Los Pericos

miércoles, 3 de junio de 2009

Mejor que arder de Clarice Lispector




Clarice Lispector

Era alta, fuerte, con mucho cabello. La madre Clara tenía bozo oscuro y ojos profundos, negros.
Había entrado en el convento por imposición de la familia: querían verla amparada en el seno de Dios. Obedeció.
Cumplía sus obligaciones sin reclamar. Las obligaciones eran muchas. Y estaban los rezos. Rezaba con fervor.
Y se confesaba todos los días. Todos los días recibía la hostia blanca que se deshacía en la boca.
Pero empezó a cansarse de vivir sólo entre mujeres. Mujeres, mujeres, mujeres. Escogió a una amiga como confidente. Le dijo que no aguantaba más. La amiga le aconsejó:
-Mortifica el cuerpo.
Comenzó a dormir en la losa fría. Y se fustigaba con el cilicio*. De nada servía. Le daban fuertes gripas, quedaba toda arañada.
Se confesó con el padre. Él le mandó que siguiera mortificándose. Ella continuó.
Pero a la hora en que el padre le tocaba la boca para darle la hostia se tenía que controlar para no morder la mano del padre. Éste percibía, pero nada decía. Había entre ambos un pacto mudo. Ambos se mortificaban.
No podía ver más el cuerpo casi desnudo de Cristo.
La madre Clara era hija de portugueses y, secretamente, se rasuraba las piernas velludas. Si supieran, ay de ella. Le contó al padre. Se quedó pálido. Imaginó que sus piernas debían ser fuertes, bien torneadas.
Un día, a la hora de almuerzo, empezó a llorar. No le explicó la razón a nadie. Ni ella sabía por qué lloraba.
Y de ahí en adelante vivía llorando. A pesar de comer poco, engordaba. Y tenía ojeras moradas. Su voz, cuando cantaba en la iglesia, era de contralto.
Hasta que le dijo al padre en el confesionario:
-¡No aguanto más, juro que ya no aguanto más!
Él le dijo meditativo:
-Es mejor no casarse. Pero es mejor casarse que arder.
Pidió una audiencia con la superiora. La superiora la reprendió ferozmente. Pero la madre Clara se mantuvo firme: quería salirse del convento, quería encontrar a un hombre, quería casarse. La superiora le pidió que esperara un año más. Respondió que no podía, que tenía que ser ya.
Arregló su pequeño equipaje y salió. Se fue a vivir a un internado para señoritas.
Sus cabellos negros crecían en abundancia. Y parecía etérea, soñadora. Pagaba la pensión con el dinero que su familia le mandaba. La familia no se hacía el ánimo. Pero no podían dejarla morir de hambre.
Ella misma se hacía sus vestiditos de tela barata, en una máquina de coser que una joven del internado le prestaba. Los vestidos los usaba de manga larga, sin escote, debajo de la rodilla.
Y nada sucedía. Rezaba mucho para que algo bueno le sucediera. En forma de hombre.
Y sucedió realmente.
Fue a un bar a comprar una botella de agua. El dueño era un guapo portugués a quien le encantaron los modales discretos de Clara. No quiso que ella pagara el agua. Ella se sonrojó.
Pero volvió al día siguiente para comprar cocada. Tampoco pagó. El portugués, cuyo nombre era Antonio, se armó de valor y la invitó a ir al cine con él. Ella se rehusó.
Al día siguiente volvió para tomar un cafecito. Antonio le prometió que no la tocaría si iban al cine juntos. Aceptó.
Fueron a ver una película y no pusieron la más mínima atención. Durante la película estaban tomados de la mano.
Empezaron a encontrarse para dar largos paseos. Ella con sus cabellos negros. Él, de traje y corbata.
Entonces una noche él le dijo:
-Soy rico, el bar deja bastante dinero para podernos casar ¿Quieres?
-Sí -le respondió grave.
Se casaron por la iglesia y por lo civil. En la iglesia el que los casó fue el padre, quien le había dicho que era mejor casarse que arder. Pasaron la luna de miel en Lisboa. Antonio dejó el bar en manos del hermano.
Ella regresó embarazada, satisfecha y alegre.
Tuvieron cuatro hijos, todos hombres, todos con mucho cabello.


De una literatura exquisita, Clarice nació en Ucrania un 10 de diciembre de 1920 y falleció en Brasil (Río de Janeiro)el 9 de diciembre de 1977.

Intenten conseguir "La hora de la estrella" una breve novela, de una hondura estremecedora. Dejense conmover el alma y la vida entera por esta autora.

lunes, 1 de junio de 2009

Las palabras según P. Neruda


Casa de Pablo Neruda en Isla Negra

Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas…Las que glotonamente esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados….Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema…. Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas…. Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejillo, las liberto…Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una reinita adentro se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no le esperaba y que le obedeció… Tienen sombra, transparencias, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzaba…Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos…Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro. Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.

Pablo Neruda

"Crave" de Sarah Cane



(…) “Y quiero jugar a las escondidas y regalarte mi ropa y decirte cuánto me gustan tus zapatos y sentarme en el borde de la bañadera mientras te bañas y hacerte masajes en el cuello y darte besos en los pies y llevarte de la mano e irme con vos a cenar y que no me importe que comas de mi plato y encontrarme con vos en el Rudy's y hablar del día y tipear tus cartas y llevar tus cajas y reírme de tus paranoias y regalarte discos que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa de radio y hacerte fotos mientras dormías y levantarme para prepararte café con tostadas y pancitos y salir con vos a tomar un café al Florent en medio de la noche y dejar que me ropas los cigarrillos y que nunca tengas fuego y contarte lo que vi en la tele la otra noche y acompañarte al Oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la mañana pero dejarte dormir y un poco más y mientras darte besos en la espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto me gusta tu pelo tus ojos tus labios tu cuello tu pecho tu culo tu…

Y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelva tu vecina y sentarme a fumar en la escalera hasta que vos vuelvas y preocuparme cuando te atrasás y asombrarme cuando te adelantás y regalarte girasoles e ir a tu fiesta y bailar hasta quedar negro y estar triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y sentir tu piel contra mi piel y tener mucho miedo cuando te enojes y se ponga un ojo rojo y otro azul y tu pelo hacia la izquierda y una cara de oriental y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estés ansiosa y abrazarte más cuando sufras y desearte sólo con olerte y abusarme al tocarte y gemir cuando esté a tu lado y gemir cuando no esté a tu lado y babear sobre tu pecho y envolverte toda la noche y sentir frío cuando me quites la manta y sentir cuando no lo hagas y derretirme cuando sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender por qué crees que te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando y preguntarme cómo podés pensar que yo sería capaz de rechazarte a vos y preguntarme quién sos pero aceptarte igual y contarte acerca del ángel del árbol del niño del bosque encantado que volo sobre el océano porque te amaba y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y querer comprarte un gatito y sentir celos de él cuando reciba más atención que yo y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un bebé cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te casos conmigo y que vos me digas que no otra vez pero continuar pidiéndotelo porque aunque vos creas que no es en serio siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin vos y estaba vacía querer todo lo que querés y pensar que me estoy perdiendo a mí mismo y saber que con vos estoy a salvo y contarte de mí mismo lo peor e intentar darte lo mejor porque vos lo merecés y contestar tus preguntas cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando en realidad no quiera e intentar ser honesto porque sé que vos lo preferís y pensar que todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a vos porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y hablarte mal en alemán y peor en hebreo y hacer el amor con vos a las tres de la madrugada y de alguna de alguna de alguna manera comunicarte algo de ese amor abrumador arrasador incondicional omnipresente y sempiterno que enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno y presente que siento que vos..."

Sarah Cane
Fragmento de Deseo (Crave)