domingo, 18 de julio de 2010

De Viaje

Ciudades y lugares que sólo existen en nuestros ojos ávidos. En nuestras almas inquietas que recogen palabras, aromas, encuentros, paisajes desconocidos. 
Hacia estas ciudades voy.
Nos estaremos reencontrando a mi vuelta de ellas.




"-Tú que exploras a tu alrededor y ves los signos, sabrás decirme hacia cuál de esos fututros nos impulsan los vientos propicios.
-Para llegar a esos puertos no sabría trazar la ruta en la carta ni fijar la fecha de arribo. A veces me basta un retazo que se abre justo en medio de un paisaje incongruente, unas luces que afloran en la niebla, el diálogo de dos transeúntes que se encuentran en pleno trajín, para pensar que a partir de ahí juntaré pedazo por pedazo la ciudad perfecta, hecha de fragmentos mezclados con el resto, de instantes separados por intervalos, de señales que uno envía y no sabe quién las recibe. Si te digo que la ciudad a la cual tiende mi viaje es discontinua en el espacio y en el tiempo, a veces rala, a veces densa, no creas que hay que dejar de buscarla. Quizás mientras nosotros hablamos está asomando, esparcida dentro de los confines de tu imperio..."


Así dialogan Marco Polo y Kublain Kan en "Las ciudades invisibles" de Ítalo Calvino, traducido por Aurora Bernárdez. Muy buena compañía para un viaje. 


Y la "yapita" en este videito. Hasta la vuelta.





jueves, 15 de julio de 2010

Saber Ser



 CARTA A LOS SENADORES DE SALTA

Por Pedro Almodóvar *
Queridos amigos: El matrimonio homosexual no le hace mal a nadie, no le roba nada a nadie, sin embargo hace feliz a mucha gente y les proporciona la posibilidad de vivir de un modo honesto, pleno y coherente junto a la persona que aman. Es un derecho esencial en toda sociedad civilizada, de lo contrario se está marginando a muchas personas en virtud de su sexualidad.Hablar de igualdad en este sentido no es un capricho de degenerados, la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que todos somos iguales, con independencia de nuestro sexo, religión, condición social, idioma, raza, etc.
No hay que permitir que ideas sectarias, retrógradas, inmovilistas, sexistas e injustas impidan a una sociedad libre progresar.
Es mentira y ridículo clamar que el matrimonio homosexual supone un peligro para la familia. Al contrario, las familias homosexuales aseguran el futuro de la idea de familia y la enriquecen. No se puede imponer la familia biológica como único modelo familiar, o se está yendo contra la realidad. Si algo caracteriza a la familia contemporánea es su enorme variedad. He conocido familias con solo una madre, un solo padre, dos madres, dos padres, familias multiétnicas, familias en las que ningún progenitor es biológico. Familias cuyos miembros pertenecen a distintas lenguas y culturas, familias que en millones de casos no son católicas. Se quiera o no, esas familias existen y adoran a sus hijos, y los cuidan y los educan, tanto como cualquier familia biológica, porque están basadas en el amor y en la solidaridad humanas.
No estoy en condición de pedir nada a los señores del Senado argentino. Para aprobar la ley que permita los matrimonios homosexuales no apelo ni siquiera a su sentido de la justicia, sólo les pido que hagan caso de su sentido común. Es lo único que necesitan para votar afirmativamente.
* Cineasta español.
La imagen pertenece a la película "La Mala Educación" de Pedro Almodóvar

martes, 13 de julio de 2010

"Que te quede de mí..."



Si se me va 
el aire se me va 
el asma. Temo
por la herida, por la boca temo.
Si exhalara...
Yo te di mi corazón. Si dieras el alma

Poema XIV del libro de poemas "Sobre el asma" (1995)


No ve
lo pequeñas que son las cosas.
Delirio de grandeza
en la mirada.

Poema "Miopía" del libro de poemas "En el brillo de uno, en el vidrio de uno"




Que te quede de mí 
ese ruido de amapolas
endebles y furiosas
besándote,
y guardes la mirada
perdida, detenida
en algún punto fijo, como
si te mirara detenidamente,
perdidamente,
y te toquen la memoria
mis manos
como si te tocara,
y veles
el cuerpo vivo,
increíblemente vivo
que tuve.


Del libro de poemas "Solo de contralto" (1997)





sábado, 10 de julio de 2010

El rastro en los huesos

Por Leila Guerriero *


Miércoles. Nueve y media de la mañana. Desde una de las oficinas del primer piso llegan
ráfagas de conversación:
—El hermano de ella está desaparecido.
—No puede haber un estudiante de medicina de 60 años. ¿Por qué no volvemos a mirar la
información?
—Ese Citroën rojo... alguien dijo algo de ese Citröen rojo.
Ines Sánchez, Maia Prync y Pablo Gallo trabajan haciendo investigación preliminar: a
través de fuentes escritas, orales, diarios, generan hipótesis de identidad para los huesos.
Inés Sánchez, apenas más de veinte, es hija de desaparecidos.
—Yo llegué al equipo hace dos años, más o menos. Nuestra tarea es hacer hipótesis de
identidad sobre un conjunto de personas en base a exhumaciones que ya se hicieron. Para
eso vemos qué centro clandestino utilizaba un determinado cementerio, en qué fechas
hubo traslados.
Selva Varela tiene porte de bailarina, pelo largo, ojos claros, gafas. Está inclinada sobre
una de las mesas. En el hueco de la mano, apretado contra el pecho, abraza un cráneo
como quien acuna. Tiene treinta años y está en el equipo desde 2003. Sus padres fueron
secuestrados por los militares y ella adoptada por compañeros de militancia que, a su vez,
fueron secuestrados en 1980. Se crió con vecinos, abuela, una tía, y en 1997 llegó al
equipo buscando a sus padres.
—Después estudié medicina, antropología, y cuando me dijeron que acá faltaba gente,
vine y quedé. Pero no estoy acá buscando a mis viejos. Pienso en los familiares de las
víctimas, pienso que está bueno que la sociedad sepa lo que pasó.
En un rato habrá clima de euforia y desconcierto: un cráneo al que creían un error no
resultó lo que pensaban: un intruso. La buena noticia —la mala noticia— es que es el
cráneo de un desaparecido. Lo levantan, lo miran como a una fruta mágica, magnífica.
—¿Y si es el padre de...?
Es una buena tarde. Por tanto. Por tan poco.

***
Diez de la mañana: el cielo sin una nube.
El cementerio de La Plata se prodiga en bóvedas, después en lápidas, después en cruces. Y
allí, entre esas cruces, hay dos tumbas abiertas y el rayo negro del pelo de Inés Sánchez. El
sol chorrea sobre su espalda que se dobla. Alrededor, pilas de tierra, baldes, palas: cosas
con las que juegan los niños.
—Vamos bien. Encontramos los restos de las tres mujeres que veníamos a buscar —dice
Inés.
Limpia con un pincel el fondo, los pies abiertos para no pisar los huesos: un cráneo, las
costillas.
Al otro lado de un muro de bóvedas, en una zona de sombras frescas, Patricia Bernardi,
tres sepultureros, un hombre y dos mujeres rodean a Maco que —bermudas, sandalias—
saca tierra a paladas de una fosa. Los sepultureros se mofan: dicen que no debe cavarse
con sandalias, que va a perder un dedo. Él sonríe, suda. Cuando bajo la pala aparece un
trapo gris —la ropa— Maco se retira y Patricia se sumerge. Cerca, entre los árboles, una
mujer de rasgos afilados camina, fuma. Está aquí por los restos de Stella Maris, 23 años,
estudiante de medicina, desaparecida en los años setenta: su hermana. Patricia saca tierra
con un balde y los huesos aparecen, enredados en las raíces de los árboles.
—Está boca arriba y tiene una media.
Las medias son valiosas: bolsas perfectas para los carpos desarmados.
—El cráneo está muy estallado. Acá hay un proyectil. En el hemitórax izquierdo, parte
inferior. Tiene las manos así, sobre la pelvis.
Después, levantan el esqueleto de su tumba: hueso por hueso, en bolsas rotuladas que
dicen pie, que dicen dientes, que dicen manos. La mujer de rasgos afilados se asoma.
—No sé si es mi hermana —dice—. Tiene los huesos muy largos.
—No te guíes por eso –le dice Maco.
En otra de las fosas alguien encuentra un suéter a rayas, un cráneo con tres balazos,
redondos como tres bocas de pez: los huesos de mujer son gráciles.
Mañana, en un cuarto discreto del barrio de Once, sobre los diarios con noticias de ayer y
bajo la luz grumosa de la tarde, se secarán los huesos, el suéter roto, el zapato como una
lengua rígida.
Pero ahora, en el cementerio, la tarde es un velo celeste apenas roto por la brisa fina.

* El 6 de julio de 2010, la crónica El rastro en los huesos le valió a L. Guerriero,  el Premio  Nuevo Periodismo en la categoría texto. Cuentan entre sus obras: "Frutos extraños" (Aguilae, 2009), 

"Casada por la fuerza: Una mujer nacida en occidente sometida a la tradición musulmana" (Martínez Roca, 2005) y "Los suicidas del fin del mundo. Crónica de un pueblo patagónico " (Tusquets, 2005)



viernes, 9 de julio de 2010

Lo evidente


"Durante un tiempo uno ve lo que quiere o lo que teme; en todo caso: lo que cree ver.
Llega un día en el que, igual que con la respuesta a un acertijo, es evidente eso que siempre estuvo ahí, pero ahora salta a la vista, y antes sencillamente pasaba desapercibido.
¿Por qué no lo entendíamos antes? ¿Qué se corrió, qué cambió, que ahora lo vemos? ¿Qué se interponía entre nosotros y esta nueva comprensión?
Queda la ligera sensación de este nuevo entendimiento, el nuevo punto de vista, o la nueva mirada."

En la imagen, el río Paraná

miércoles, 7 de julio de 2010

Mientras tanto (2)...

"Sarah no tenía mucho humor para los enrosques oficialistas y se enojaba mucho con las incoherencias de la política cultural. Confiaba en ella misma y en sus compañeros de trabajo para llevar adelante sus múltiples emprendimientos. En su despedida, ante la presencia oficial, si le hubiera sido posible, Sarah se hubiera despertado para reclamar los subsidios que nunca llegaron y las remesas para restaurar el amado museo, tan escasas, tan tardías. Amaba la vida, vivió lejos de las miradas trágicas, apreciaba a las personas por sus proyectos, y -como nadie- rechazaba la queja.
Nos dejó escrito de su puño y letra el humilde ceremonial de su final, pidiendo que tomáramos vino, que le pusiéramos una corona de laureles y escucháramos buena música. Sirvan estas palabras para honrar a una gran artista, a una gran persona."  Palabras de despedida de Pipo Pescador


Sarah Bianchi 
1922 - 2010

Mientras Tanto (1)...


A partir del 1º de julio el Complejo "Tita Merello" ha cerrado sus puertas

viernes, 2 de julio de 2010

Sé que he perdido tantas cosas...

... que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir versos de Swinburne, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos. llión fue, pero llión perdura en el hexámetro que la plañe. Israel fue cuando era una antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos.




"Posesión del ayer" de Jorge Luis Borges, en su poemario "Los Conjurados"

Son los ríos

Somos el tiempo. Somos la famosa
parábola de Heráclito el Oscuro.

Somos el agua, no el diamante duro,
la que se pierde, no la que reposa.

Somos el río y somos aquel griego
que se mira en el río. Su reflejo
cambia en el agua del cambiante espejo,
en el cristal que cambia como el fuego.

Somos el vano río prefijado,
rumbo a su mar. La sombra lo ha cercado.

Todo nos dijo adiós, todo se aleja.
La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda
y sin embargo hay algo que se queja.

En 'Los Conjurados" de Jorge Luis Borges