lunes, 21 de diciembre de 2015

La Navidad del pobre

Oración de un desocupado

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello


Poesía de Juan Gelman

Abrazopoético

Límites

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,
hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,
hasta aquí el odio?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,
hasta aquí no?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.
Sangran.





Costumbres

no es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal



Poemas de Juan Gelman

jueves, 10 de diciembre de 2015

9 de diciembre de 2015






9 de diciembre de 2015

Quiero reír, a carcajadas, fuerte, muy fuerte
Quiero llorar, a gritos vivos, desgajarme en cada alarido
Quiero abrazar, abrazarme, abrazarte, abrazarlos
Quiero cantar "Y Nes...no...", "El que no salta es..."
Quiero aplaudir, aplaudir, aplaudir
al Pueblo
a las Abuelas
a las Madres
a los Nietos Recuperados
a los Repatriados Científicos
a los empleados y trabajadores de YPF , Aerolíneas Argentinas y Trenes Argentinos
al motorman del subte  que ayer proclamó su adhesión con un estruendoso bocinazo
a los 30.000 desaparecidos
a cada ciudadano que se sumó a la Plaza de Mayo
a cada ciudadano que no se sumó a la Plaza
a los pequeños comerciantes de mi barrio
a los jóvenes militantes como Paloma, mi alumna
a los artistas, a los poetas, a los escritores, a los periodistas que defienden la palabra a riesgo de ser silenciados en este preciso momento
a los militantes de la vida
a Darío Santillán y a Maxi Kosteki
a los 39 muertos del diciembre de 2001
a Cristina
a Néstor
a mi Patria
porque en su suelo descansan los huesos de mis muertos


De mi autoria / M N Fiumara



martes, 17 de noviembre de 2015

El grito de la tierra


Cesare Pavese, Italia 1908 - 1950

El grito de la tierra

"Uno se cansa y trata de echar raíces, 
unirse a la tierra y a la región, 
para que la propia carne valga algo 
y perdure un poco más que un simple cambio de estación”

"Nos hace falta un país, 
aunque sólo fuera por el placer de abandonarlo. 
Un país quiere decir no estar solos, 
saber que en la gente, en las plantas, 
en la tierra hay algo tuyo, 
que aun cuando no estés 
te sigue esperando.”

Cesare Pavese, La luna y la fogata

Fragilidad


Antonio Canova | Naiade sdraiata, c. 1820

lunes, 16 de noviembre de 2015

Cae. La tarde


Resistir (2)


Resistir





Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.

Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.

Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.

Juan Gelman




sábado, 14 de noviembre de 2015

Algo huele mal en el mundo

Un mundo de dolor y de pena
aun cuando los cerezos
están en flor
Kobayashi Issa / Haikus de las cuatro estaciones

martes, 10 de noviembre de 2015

Panpalabra


Yo, como tú,

amo el amor, la vida, el dulce encanto
de las cosas, el paisaje
celeste de los días de enero.

También mi sangre bulle
y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.

Creo que el mundo es bello,
que la poesía es como el pan, de todos.

Y que mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.

Roque Dalton, periodista, ensayista y poeta salvadoreño, 1935-1975.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Oficios

Tengo una foto de Antonio Dal Masetto muy joven, aquella que se usó para la tapa de Siete de oro, su novela de aventuras en el sur, a lo beat, que publicó Planeta. Juan Forn, director editorial, y Mario Blanco, diseñador, tuvieron que convencerlo al Tano para que esa foto fuera la tapa. Cuando el libro empezó a circular en esta edición definitiva de Biblioteca del Sur y vio el impacto que generaba ese joven que mira a cámara con expresión seria, tímida y soñadora y usa una legendaria campera de cuero, se terminó de convencer y se alegró. Con el mismo Dal Masetto en tapa, el joven que iniciaba el viaje, sin filtros ni afeites, el efecto de verdad que irradiaba era lo que la novela prometía: una experiencia fuerte de lectura. Cuando hablábamos de la famosa colección Biblioteca del Sur, en ese momento y muchos años después, había una coincidencia total en que Dal Masetto era su máximo exponente, su expresión más pura. Un narrador como pocos en la literatura argentina. Mercedes Güiraldes, editora de Emecé, recuerda cómo en el año en que salió Oscuramente fuerte es la vida, el stand de Planeta en la Feria del Libro (en aquella época en el Salón de Exposiciones al lado de la Facultad de Derecho) era todo blanco, minimalista, varios ejemplares de los libros más conspicuos de la serie se replicaban a lo largo de los estantes, en muy primer plano. Dal Masetto ahí, en el medio del “Pasen y vean”, ocupaba un lugar central con un claim muy marketinero: “Un duro en la Feria”. Tal vez la cara curtida, la campera de cuero y su fuerza narrativa podían emparentarlo con Norman Mailer en una cruza con Kerouac, pero si uno se acercaba un poco más sabía que el Tano no tenía nada de duro ni de belicoso o de hablador. Lo cierto es que vendía sin parar. Para esa nueva edición de Siete de oro, Soriano escribió un blurb en el que hace un paralelo con Scott Fitzgerald porque “aunque pertenecían a sociedades y épocas distintas, ambos habían pintado la desilusión apenas encubierta de una generación que pronto sería devorada por el escepticismo o por la guerra”. Puedo asociar a Dal Masetto a Scott también porque los dos eran lo que los norteamericanos llaman “un natural”. Escribía sin esfuerzo, sin pretenciosidades, alambicamientos, afectaciones, lo que a él le gustaba leer. En la mayoría de sus novelas y cuentos, el viaje es el gran disparador. El viaje como motor, una infinita máquina de narrar, alberga la ilusión de la búsqueda de la identidad, y en la persistencia de esta búsqueda resuenan ecos de Herman Hesse, un olvidado. Sin embargo, la potencia mayor de Dal Masetto no está en la idea, en la historia, sino en la línea de la narración, es una línea de sombra que va llevando y llenando el relato con la mano certera y sabia. Uno puede estar más o menos interesado en la historia pero es esa línea nítida, que también proyecta su sombra lo que lleva la escritura firme hasta el final. Le gustaba construir desde su conocimiento personal –era un gran armador–. El tono siempre austero y melancólico, apasionado. Como buen solitario, para él la escritura era una actividad privada, sin testigos, y no hablaba con nadie de lo que estaba haciendo hasta que el trabajo no estuviera terminado.
Publicó quince novelas, seis libros de cuentos, decenas de crónicas. Tengo otras dos fotos del Tano cerca de sus sesenta, con mirada sonriente, cálida, todavía soñadora. El Tano se reía para adentro. Además de su talento como escritor, los que lo conocimos no podremos olvidar una condición innegable: fue muy querido. Era fácil querer al Tano, un tipo que no conoció la envidia ni el resentimiento. Seguía escribiendo, como quien ejerce un arte o un oficio del que no espera la gloria.
Paula Pérez Alonso, despide a Antonio Dal Masetto

Ágata


lunes, 2 de noviembre de 2015

Arreméte



Considero valor cada forma de vida, la nieve, la frutilla, la mosca.
Considero valor y reino mineral, la asamblea de las estrellas.
Considero valor el vino mientras dure la cena, una sonrisa involuntaria,
el cansancio de quien no se salvó, dos ancianos que se aman.
Considero valor aquello que mañana no valdrá más nada…
y aquello que hoy aún vale poco.


Considero valor todas las heridas.
Considero valor ahorrar agua, reparar un par de zapatos,
callar a tiempo, acudir a un grito, pedir permiso antes de sentarse,
sentir agradecimiento sin recordar porque.

Considero valor saber en una habitación dónde está el norte,
cual es el nombre del viento que está secando la ropa.
Considero valor el viaje del vagabundo, la clausura de la monja,
la paciencia del condenado, sea cual sea su culpa.

Considero valor el uso del verbo amar y la hipótesis de que exista un creador.

Muchos de estos valores no los he conocido.

Erri de Luca

Dos: ley del universo

Cuando seamos dos seremos vigilia y sueño
profundizaremos en la misma pulpa
como el diente de leche y su siguiente,
seremos dos como son las aguas, dulces y saladas,
como los cielos, del día y de la noche,
como los pies, los ojos, los riñones,
como los tiempos del pálpito
los golpes del respiro.
Cuando seamos dos no tendremos mitad
seremos dos que no se podrán dividir en nada.
Cuando seamos dos, ninguno será uno,
uno será igual que ninguno
y la unidad consistirá en ser dos.
Cuando seamos dos
cambiará el nombre del universo
y será diferente.

Erri De Luca

Dos: ley del universo

Quando saremo due saremo veglia e sonno
affonderemo nella stessa polpa
come il dente di latte e il suo secondo,
saremo due come sono le acque, le dolci e le salate,
come i cieli, del giorno e della notte,
due come sono i piedi, gli occhi, i reni,
come i tempi del battito
i colpi del respiro.
Quando saremo due non avremo metà
saremo un due che non si può dividere con niente.
Quando saremo due, nessuno sarà uno,
uno sarà l'uguale di nessuno
e l'unità consisterà nel due.
Quando saremo due
cambierà nome pure l'universo
diventerà diverso.

Erri De Luca, poeta y escritor napolitano, 1950.

viernes, 30 de octubre de 2015

Bajo tu cielo


Deshabitados

Madre: quiero olvidar
esta creencia sin descanso. Nadie
ha visto un corazón habitado:
¿por qué este pensamiento irreparable,
esta creencia sin descanso?
Estar desesperado,
estar químicamente desesperado,
no es un destino ni una verdad.
Es horrible y sencillo
y más que la muerte. Madre:
dame tus manos, lava
mi corazón, haz algo.

Antonio Gamoneda, poeta español, 1931

Vida, día, amor

Qué día es hoy
Es todos los días
Amiga
Es toda la vida
Amor
Amamos y vivimos
Vivimos y amamos
Y no sabemos qué es la vida
Y no sabemos qué es el día
Y no sabemos qué es el amor


Jacques Prévert , poeta, dramaturgo y guinista francés, 1900 - 1977

Presencia

"Tu pelo habrá crecido"
canto en mi soledad
y lo acaricio

Juan Gelman, poeta argentino

domingo, 25 de octubre de 2015

Toda la tierra


Ser palabra

'Toda nuestra infancia debe ser
imaginada de nuevo'
Gaston Bachelard.



De pequeña
probablemente pensara que la geología
era la ciencia que enseñaba a vivir en la tierra.
'Geo', tierra, 'logía', ciencia. Era razonable,
y desde entonces 'Yo voy a ser geóloga
cuando sea grande', informaba,
como quien dice 'voy a averiguar sola
lo que nadie me sabe contar,
voy a clasificar todos los géneros
de dolor que conozco como si fueran piedras'.
-Tal vez en los manuales -me decía-
entre fallas y estalactitas aparezca en una foto
yo con mi disfraz de explorador
y en una nota al pie, esta descripción:
'nena de piedra hallada en una cueva
muy al norte, casi escondida,
el cuerpo cubierto de palabras talladas,
por el tiempo transcurrido, incomprensibles'.

Claudia Masin (poeta argentina, 1972)

Acoro

No pertenezco al coro
de voces acostumbradas a su propio tamaño
Cada minuto me destruyo y renazco
entre coléricas pavesas.
He asesinado mis antiguos fantasmas
para que nada permanezca en mi, sumiso o blando.
No detendré mi búsqueda junto al umbral de los espejos
que devuelven los rostros exactos.
Levantaré mi corazón contra la muerte
como un reo confeso
con el ojo apagado lleno de implacables preguntas.

Dionisio Aymará

Hombre Testigo

Juro decir la verdad
toda la verdad que conozco
y sólo la verdad cuya lumbre terrible
he palpado
he sentido con toda la piel
y toda la vigilia y el ojo
de mi conciencia más abierto que nunca
Y digo de seguidas
ese día tal vez era como los otros que he vivido
pero llovía tenazmente
llovía
en todas partes
en todo el universo llovía o debía llover
porque el hambre y el odio
y el desamparo y la amenaza
y tantas otras cosas que duelen hasta el fondo
se convocaron para el más funeral
de los ritos
para la más desgarradora
de todas las ceremonias que se han celebrado
a través de los siglos
Y vi un mendigo que tenía la cara
parecida a la nuestra
que tenía llagado el pensamiento
como el nuestro
vi una calle donde otros hombres se confundían
con la niebla y el polvo
según el clima propio del lugar
vi una plaza cubierta de anillos
piedras falsas
palabras también falsas
una plaza cubierta de pequeñas serpientes
aves sacrificadas
baratijas
y botellas colmadas de lejía
y de otras poderosas sustancias
destinadas a carcomer
Allí soplaba un viento
una ceniza
pesada de antigüedad y mercaderes
y numerosos mercaderes
cuyos nombres no vale la pena decir
pues eran tantos como las hojas que se pudren
en los pantanos desde tiempos inmemoriales
eran tantos
son tantos
que podrían abatir
a pesar de su pequeñez todos los puentes
si pasaran unidos pero no se unen porque no son capaces de amor
Digo la verdad
lo que he visto
Ese día se cometió un asesinato
se robaron ovejas para ofrendarlas a quién sabe
qué ídolos
se cometieron otros delitos mayores y menores
y todo porque el hombre tenía demasiada facilidad
para quedarse ciego a su arbitrio
para olvidarse de si mismo
de su desnudo semejante
todo porque el hombre olvidaba
con demasiada facilidad
la sangre los incendios las grandes devastaciones
ocasionaron sus pasiones sus manos
a lo largo de millares y millares de años
Y yo he visto con estos ojos míos con esta
mirada mía que apagara por fin la tierra
todo lo que hago constar
lo que he presenciado desde mi ser
llagado de impotencia
desde el abismo de mi más absoluta desesperación
Los automóviles
ruedan velozmente por calles
y avenidas nocturnas
y casi interminables desoladoras autopistas
y hay en la noche trasatlántico y gigantescos edificios
que parecen zozobrar y cohetes que giran
en el espacio y están todos
llenos de piel humana y corazón también humano y
esperanza y angustia y otra vez
y millones de veces
esperanza y angustia
Y mientras todo gira
todo se mueve como los astros las hormigas
la sangre
aquí una mano se prepara en la sombra
para herir aquí mismo
precisamente en este planeta
y se consuma
la nueva degollación
de los inermes de los últimos inocentes de este tiempo
Yo he visto cómo bailan el twist
en los festines más amargos
los jóvenes que invalidan la noche
con el ruido de los motores
yo les he comprendido
los he visto desorientados y sin prójimo
Muchachas que pudieran amar
acechan desde sus sitios más oscuros
muchachas que pudieran ser
como las damas que en el fondo
de insultantes mansiones
se horrorizan de la prostitución
y no saben
y no quieren saber que detrás de los rostros
bellas fachadas muros dignos
detrás de toda piel
de toda superficie arde un incendio
arden unas imágenes a menudo inconfesables
Repito que juro decir la verdad
toda la verdad que me quema los ojos
y sólo la verdad cuyo terrible resplandor
cuchillo de relámpagos
me hiere como un
largo dolor por dentro
Vi una mano crispada vi los brazos
de un hombre golpeado de pronto por toda su soledad
por todo
el horror de este mundo
y fui testigo de su lucha y de
agonía solísima
(Yo nada pude hacer porque uno se muere a pesar
de las palabras que nos llaman
para que no nos alejemos
nada pude
la gente pasa pero allí donde uno
se enfrenta con su propio destino
sólo uno tal vez sabe morir como es debido)
Fui testigo del hambre y del espanto que alargaba
los rostros
hasta no ser sino gritos de humo
ramalazos de odio
y vi con estos ojos que serán pábulo de la tierra
toda la angustia la amenaza y el miedo
que hoy se disputan el dominio del hombre
Todo esto lo ha presenciado
lo ha visto este testigo
imparcial y veraz que soy que he sido
Todos estos y otros muchos delitos menores y mayores
los puede ver
en lugar cualquiera del mundo
a cualquier hora un hombre
un ser cualquiera de este tiempo

Dionisio Aymará (poeta uruguayo, 1929 - 1999)

sábado, 24 de octubre de 2015

China

DOLOR SOLITARIO

Anteayer nos dijimos adiós, y desapareció a lo lejos;
ayer aparecieron mis primeros cabellos blancos.
Quien desee saber lo que se siente cuando miles de leguas
....... nos separan
que se quede en su lecho sin sueño, iluminado a medias
....... por la luna.

MONG KIAO (Corea del Sur, 1938)



AUNQUE FUERAN PERLAS

Aunque fueran perlas las que cayeran del cielo,
los que tienen frío no podrían hacerse un traje.
Aunque fuese jade lo que cayera del cielo,
los que tienen hambre no podrían hacerse un comida.

SU TONG-PO (
Su Tung Po -Su Dong Po-. Mei Shan. 1036 - 1101)

Lo breve y bueno, dos veces mejor

Y los días no están lo suficientemente llenos
Y las noches no están lo suficientemente llenas
Y la vida se pasa como pasa un ratón por el campo
...................... Sin agitar la hierba....


Ezra Pound (EE.UU 1885 - Italia 1972)

viernes, 23 de octubre de 2015

Woman

No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe…
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias. Una que no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, jamás se regresa.

Martha Rivera Garrido (poeta dominicana, 1960)

50.000

Cuidado con las palabras
(dijo)

tienen filo
te cortarán la lengua

cuidado
te hundirán en la cárcel

cuidado
no despertar a las palabras
acuéstate en las arenas negras
y que el mar te entierre
y que los cuervos se suiciden en tus ojos cerrados

cuídate
no tientes a los ángeles de las vocales

no atraigas frases
poemas
versos
no tienes nada que decir
nada que defender
sueña sueña que no estás aquí
que ya te has ido
que todo ha terminado.

Alejandra Pizarnik

Capitán Beto (2)


Capitán Beto

Este dia empieza a crecer
voy a ver si puedo correr
Con la mañana silbándome en la espalda
o mirarme en las burbujas.

Tengo que aprender a volar
entre tanta gente de pie.
Cuidan de mis alas unos gnomos de lata
que de noche nunca rien.

Si la lluvia llega hasta aquí
voy a limitarme a vivir.
Mojaré mis alas como el arbol o el angel
o quizás muera de pena.

Tengo mucho tiempo por hoy
los relojes haran que cante

Y la espuma gira en torno a mi piel
me han puesto manos para hablarle
a las cosas de mi.

Y al fin mi duende nació
tiene orejas blancas
como un soplo de pan y arroz

Y un hongo como nariz
cuatro pelos locos
y un violín que nunca calla
solo se desprende y es igual a las guirnaldas.

Este dia es algo de sal
me dejó vibrando al nacer
pesa y es liviano como un hilo sin nombre
suena un poco a mi guitarra.

Tengo que aprender a ser luz
entre tanta gente detras.
Me pondré las ramas de este sol que me espera
para usarme como al aire.

Y es que al fin mi duende se abrió
tiene un corazón de mantel y batón
y un guiño al ver que todo es verdad.

Ya los gnomos cuiden
a un violín que siempre canata
nunca se adormece y es igual a las guirnaldas.

Y es que nunca calla, solo se desprende
y es igual a las guirnaldas.


Luis Alberto Spinetta (músico y poeta argentino)

jueves, 22 de octubre de 2015

Y la rebelión?

Ser rebelde lleva la vida entera,
borrarte los privilegios de la piel,
inscribirte en la soledad del desacuerdo,
dejar atrás a los usurpadores....
No hay premio a una rebelde
más allá de poder regar sus flores en el tiempo que apropia,
salir a dar de comer a las aves una mañana donde el capital devora,
sonreír con los dientes maltrechos ante la desventura del desayuno,
ser indigente en la casa que nadie sueña.
Las rebeldes saben de qué están hechos los premios,
rechazan los mendrugos que lanza la mano del opresor.
Una rebelde tiene como único premio la vida,
porque de ella nadie se apropia,
en ella nadie la usurpa,
porque es la única tierra propia de cada rincón donde duerme.
Su rebeldía alcanza siempre a cobijar el
desánimo del progreso
y si de paso una rebelde tiene la alegría
en soledad, ha vencido al mundo
-Doris Lessing (Irán 1919 - Londres 2013)
Premio Nobel de Literatura 2007

Abrir la puerta


Línea de horizonte

Yo presento la página blanca.
CONTRA:
Burócratas travestidos de poetas
Insulsos travestidos de serios
Enanos travestidos de niños
Complacientes travestidos de justos
Jingles travestidos de rock
Historias travestidas de cine
Aburridos travestidos de infelices
Pasivos travestidos de pacatos
Miedo travestido de juicio
Censores travestidos de sensores
Palabras travestidas de sentido
Palabras calladas travestidas de silencio
Oscuros travestidos de complejos
Bueyes travestidos de toros
Flaquezas travestidas de virtudes
Hollejos travestidos de pulpa
Cojones travestidos de cerebros
Celdas travestidas de hogares
Policías travestidos de drogados
Lobos travestidos de corderos
Egos travestidos de eros
Lerdos travestidos de zen
Estupidez travestida de erudición
Agua travestida de lluvia
Acuario travestido de tv
Agua suelta apagando la caricia del fuego
Agua blanda sin piedra dura
Agua quieta donde estancan los impulsos
Agua que enturbia las lentes y oxida los filos
Agua tibia del buen gusto, del sentido común
y de las buenas intenciones
Insípida, amorfa, indolora, incolora
Agua que el comerciante astuto mete en la botella
para diluir el whisky
Agua donde no hay sequía
Agua en abundancia
Agua en exceso
Agua en palabras
Yo presento la página blanca
El árbol sin simientes
El vidrio sin nada enfrente
Contra el agua.

Arnaldo Antunes (músico y poeta portugues, San Pablo (Brasil), 1960)

lunes, 19 de octubre de 2015


Si

Quiero morir si de mi vida no hallo
la meta del misterio que me guía,
quiero morir, volverme ciega y fría
como la planta que fulmina el rayo.
Si lo que ansío decir es lo que callo,
y si he de aborrecer lo que quería
sin asco y sin vergüenza hasta este día,
si todo lo que intento es mero ensayo,
será porque he vivido de mentiras.
Por no morir quiero morir. El viento
que suena entre los muros con sus liras
o el hibisco bermejo, o el fragmento
de la luna, siempre algo, hasta mi queja,
me deslumbra y me deja más perpleja.
Silvina Ocampo (escritora y poeta argentina, 1903 - 1993)

La muerte se muere de risa

Si hubiera sospechado lo que se oye después de muerto, no me suicido.
Apenas se desvanece la musiquita que nos echó a perder los últimos momentos y cerramos los ojos para dormir la eternidad, empiezan las discusiones y las escenas de familia.
¡Qué desconocimiento de las formas! ¡Qué carencia absoluta de compostura! ¡Qué ignorancia de lo que es bien morir!
Ni un conventillo de calabreses malcasados, en plena catástrofe conyugal, daría una noción aproximada de las bataholas que se producen a cada instante.
Mientras algún vecino patalea dentro de su cajón, los de al lado se insultan como carreros, y al mismo tiempo que resuena un estruendo a mudanza, se oyen las carcajadas de los que habitan en la tumba de enfrente.
Cualquier cadáver se considera con el derecho de manifestar a gritos los deseos que había logrado reprimir durante toda su existencia de ciudadano, y no contento de enterarnos de sus mezquindades, de sus infamias, a los cinco minutos de hallarnos instalados en nuestro nicho, nos interioriza de lo que opinan sobre nosotros todos los habitantes del cementerio.
De nada sirve que nos tapemos las orejas. Los comentarios, las risitas irónicas, los cascotes que caen de no se sabe dónde, nos atormentan en tal forma los minutos del día y del insomnio, que nos dan ganas de suicidarnos nuevamente.
Aunque parezca mentira -esas humillaciones- ese continuo estruendo resulta mil veces preferibles a los momentos de calma y de silencio.
Por lo común, éstos sobrevienen con una brusquedad de síncope. De pronto, sin el menor indicio, caemos en el vacío. Imposible asirse a alguna cosa, encontrar una asperosidad a que aferrarse. La caída no tiene término. El silencio hace sonar su diapasón. La atmósfera se rarifica cada vez más, y el menor ruidito: una uña, un cartílago que se cae, la falange de un dedo que se desprende, retumba, se amplifica, choca y rebota en los obstáculos que encuentra, se amalgama con todos los ecos que persisten; y cuando parece que ya se va a extinguir, y cerramos los ojos despacito para que no se oiga ni el roce de nuestros párpados, resuena un nuevo ruido que nos espanta el sueño para siempre.
¡Ah, si yo hubiera sabido que la muerte es un país donde no se puede vivir...!

Oliverio Girondo (poeta argentino, 1891-1967)

Islas

A ver: 
un hombre y una mujer 
viven en una isla asediada. 
Los rodea el océano 
donde ardió el plumaje 
de un jilguero 
en el hilo del amor 
que canta en la espesura del vacío. 
El jilguero los nombra 
y son inseparables de sus nombres. 
Los cerca el mundo 
como un animal sin luz y cruel. 
La tierra lame heridas que hablan 
con ojos hacia adentro 
y caen con astros detrás. 
A ver: 
un hombre y una mujer 
muerden las envolturas marinas 
de lo que amaron. 

Juan Gelman (poeta argentino, 1930-2014)

viernes, 16 de octubre de 2015

Bicho

Lunes, 28 de abril
Pierdo los días, la vida, el sueño. Pero yo no tengo la culpa si deseo, a la vez, la muerte y la vida, al mismo tiempo, a la misma hora. Nada podré hacer si no me impongo un método de trabajo. Y en primer lugar, un método de aprendizaje literario. Si yo tuviera el lenguaje en mi poder escribiría día y noche, pues es lo que más deseo.


No comprendo cómo, con mi imaginación excesiva, no escribo cuentos. ¿Por qué no me atrevo a inventar? ¿Qué no me deja crear otro mundo como éste? ¿Quién me adhiere y me fija adonde yo no quiero? Lo que falla en mí es la continuidad de las visiones, de las alucinaciones. Infidelidad a las imágenes, a lo visto. Restará una criatura freudiana. Pero yo sé que es más de lo que creo. Yo sé que sé. Eso es indudable. Un monstruo me persigue. Yo huyo. Pero es él quien tiene miedo, es él quien me persigue para pedirme ayuda.

Diarios , de Alejandra Pizarnik (argentina 1936 - 1972)

Del otro lado, está la reja (2)


Del otro lado está la reja

La realidad, sí, la realidad,
ese relámpago de lo invisible
que revela en nosotros la soledad de Dios.
Es este cielo que huye.
Es este territorio engalanado por las burbujas de la muerte.
Es esta larga mesa a la deriva
donde los comensales persisten ataviados por el prestigio de no estar.
A cada cual su copa
para medir el vino que se acaba donde empieza la sed.
A cada cual su plato
para encerrar el hambre que se extingue sin saciarse jamás.
Y cada dos la división del pan:
el milagro al revés, la comunión tan sólo en lo imposible.
Y en medio del amor,
entre uno y otro cuerpo la caída,
algo que se asemeja al latido sombrío de unas alas que vuelven desde la eternidad,
al pulso del adiós debajo de la tierra.
La realidad, sí, la realidad:
un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.

Poema de Olga Orozco, poeta argentina 1920 - 1999)

miércoles, 14 de octubre de 2015

Sei con me

Llevo tu corazón conmigo, lo llevo en mi corazón.

Nunca estoy sin él, donde quiera que voy,
vas tú, amado mío,
y lo que sea que yo haga, es tu obra.

No temo al destino,
ya que tú eres mi destino.

No quiero ningún mundo,
porque tú eres mi mundo, mi certeza.

Y eso es lo que eres tú.
Lo que sea que una luna siempre pretendió,

lo que sea que un sol quiera ser.
Este es el secreto más profundo que nadie conoce.

Esta es la raíz de la raíz,
el brote del brote,

el cielo del cielo,
de un árbol llamado vida,

que crece más alto de lo que el alma puede esperar
o la mente ocultar.

Es la maravilla que mantiene a las estrellas separadas.
Llevo tu corazón. Lo llevo en mi corazón.

Poema de E. E. Cummings (poeta, pintor, ensayista y dramaturgo estadounidense, 1894-1962)

viernes, 9 de octubre de 2015

Vuelo

Si alguien te lleva de la mano
te das cuenta
de que la mano tiene corazón
dos manos juntas
se entienden más
que todas las personas
que todos los seres
están juntas
completamente
si alguien te lleva de la mano
solo la mano vive
el resto del cuerpo
está desmayado
la mente duerme
y vas
como un barrilete
a cualquier lugar
que siempre te sorprende.

Roberta Iannamico (poeta argentina, 1972)

lunes, 5 de octubre de 2015


Hallazgo (2)

En el vapor del baño se dibuja
desnuda y luminosa.
Ceremoniosamente,
abre una toalla azul, se inclina
en una reverencia para el dios
de toda su belleza.
El pelo en catarata hacia adelante.
Lleva suave la toalla hasta la nuca,
se envuelve la cabeza,
con ademán antiguo
tuerce diestra la boa de algodón,
la enrosca en espiral
y sin saber siquiera que ha rezado
se yergue tan hermosa con turbante
que el solo gesto alumbra la vida cotidiana.


Poema "Con ademán antiguo" de Pedro Mairal

Hallazgo

Morder el verano,
morder el sol entero
por 1,80 el kilo.
Este durazno recién llegado a casa
fue apenas sueño de árbol escondido
alentado por el fertilizante,
después fue flor y fruto verde solo
protegido de plagas y de heladas
por cinco pesticidas,
engordado por lluvias y riego por goteo,
cosechado por Pablo Luis Ojeda
oriundo de Río Negro
que tumba en un colchón de gomaespuma
su cuerpo dolorido cada noche.
Cargado en un camión que avanza bajo el cielo
maduró este durazno con el viaje,
después llegó al mercado,
atravesó las mafias,
fue a parar a una cámara de frío
que le fijó el color
y lo detuvo durante cuatro meses
cerca de San Cristóbal
hasta que lo compró Supermercados Disco,
y lo llevó a la sucursal 14
sector verdulería de autoservice
donde yo lo elegí, lo embolsé, lo hice pesar
lo tiré en el carrito
al lado del pan Fargo, las pechugas,
junto al Skip Intelligent y el queso,
lo llevé hasta la caja, le leyeron
su código de barras,
lo pagué, lo reembolsé con nailon,
lo traje caminando hasta mi casa
cruzando la avenida,
bordeando el hospital,
entre ciegos, cirujas, policías,
lo subí en ascensor
y llegó a la mesada de mármol sin golpearse.
Entonces lo libré de las dos bolsas,
le lavé el pesticida en la canilla,
le lavé todo el cansancio del camión, el humo,
la noche de las manos de Pablo Luis Ojeda,
le saqué la etiqueta de la marca
y lo mordí con ganas de matarlo,
lo asesiné con dientes, mandíbulas y lengua
y a pesar de la química, de la distancia muerta,
a pesar de la larga cadena intermediaria,
me encontré allá en el fondo de su sueño amarillo
con esa flor primera que perfumaba el viento.

Poema "Un durazno" de Pedro Mairal (poeta y escritor argentino, 1970)

domingo, 27 de septiembre de 2015

Mi Patria - La Luna


Mi Patria

Mi patria es como si no fuera, es íntima
Dulzura y ganas de llorar; un niño durmiendo
es mi patria. Por eso, en el exilio
Viendo dormir a mi hijo
Lloro de nostalgia de mi patria.

Si me preguntaran lo que es mi patria, diría:
No sé. De hecho, no sé
Cómo, por qué y cuándo es mi patria
Pero sé que mi patria es la luz, la sal y el agua
Que elaboran y licúan mi tristeza
En largas lágrimas amargas.

Deseos de besar los ojos de mi patria
De acunarla, de pasarle la mano por los cabellos...
Deseos de cambiar los colores del vestido (¡auriverde!) tan feos
De mi patria, de mi patria sin zapatos
Y sin calcetines, patria mía
¡Tan paupérrima!

Porque te amo tanto, patria mía, yo que no tengo
Patria, yo semilla que nací del viento
Yo que no voy y no vengo, yo que permanezco
En contacto con el dolor del tiempo, yo elemento
De conexión entre la acción y el pensamiento
Yo hilo invisible en el espacio de todo adiós
¡Yo, el sin Dios!

Te tengo sin embargo en mí como un gemido
De flor; te tengo como un amor muerto
A quién se juró; te tengo como una fe
Sin dogma; te tengo en todo lo que no me siento a gusto
En esta sala extranjera con chimenea
Y sin columna.

¡Ah, patria mía!, recuerdo una noche en el Maine, Nueva Inglaterra
Cuando todo pasó a ser infinito y nada tierra
Y yo vi alfa y beta de Centauro escalar el monte hasta el cielo
Muchos me sorprendieron parado en el campo sin luz
A la espera de ver surgir la Cruz del Sur
Que yo conocía, pero amaneció...

Fuente de miel, bicho triste, patria mía
Amada, idolatrada, ¡salve, salve!
Que más dulce esperanza encadenada
El no poder decirte: aguarda...
¡No tardo!

Quiero volverte a ver, patria mía, y para
Volverte a ver me olvidé de todo
Fui ciego, mutilado, sordo, mudo
Vi mi humilde muerte cara a cara
Rasgué poemas, mujeres, horizontes
Quedé simple, sin fuentes.

Patria mía... Mi patria no es florón, ni ostenta
Lábaro no; mi patria es desolación
De caminos, mi patria es tierra sedienta
Y playa blanca; mi patria es el gran río secular
Que bebe nube, come tierra
Y orina mar.

Más que la más garrida mi patria tiene
Una calidez, un querer bien, un bien
Un libertas quae sera tamen
Que un día traduje en un examen escrito:
"Libre que serás también"
¡Y repito!

Pongo en el viento el oído y escucho la brisa
Que juguetea en tus cabellos y te los alisa
Patria mía, y perfuma tu suelo...
Que ganas me vienen de adormecerme
Entre tus dulces montes, patria mía
Atento al hambre en tus entrañas
Y al batuque en tu corazón.

No te nombraré, patria mía
Tu nombre es patria amada, es patriecita
No rima con madre gentil
Vives en mí como una hija, que eres
Una isla de ternura: la Isla
Brasil, tal vez.

Ahora llamaré a la amiga calandria
Y le pediré que pida al ruiseñor del día
Que pida al tordo
Para llevarte presto este avigrama:
"Patria mía, recuerdos de quien te ama…
Vinicius de Moraes."

Vinicius de Moraes, poeta y músico brasileño 1913-1980)
(versión de Pedro Casas Serra)