lunes, 12 de diciembre de 2016

Hacer

Por Luis Gruss

Los mejores escritores que conozco y admiro abandonaron sus estudios o directamente no estudiaron. Cervantes escribió el Quijote en la cárcel al igual que el poeta español Miguel Hernández. No tuvieron tiempo ni posibilidades de estudiar las bellas artes. La lista de autores sin formación académica es tan larga que sería aburrido reproducirla aquí y menos un domingo. Alcanzaría mencionar a Saramago, Bolaño, Twain, Bradbury, Arlt, London, Faulkner, Kerouac. Borges, otro en la extensa fila, terminó apenas el secundario en Suiza. Onetti fue periodista casi toda la vida para finalmente abominar de ese oficio. Kafka se graduó como abogado pero jamás ejerció y trabajó hasta la muerte en un ministerio de Praga. Gabriel García Márquez empezó Derecho y abandonó. Carver fue a un taller de escritura con el maestro Gardner. En fin. Para qué seguir. La conclusión es demasiado obvia. Para escribir todo lo que hace falta es escribir. No hay atajos. No hay excusas ni títulos que valgan.

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