miércoles, 28 de octubre de 2009

Ojos de Agua

"Estévez señaló una sepultura excavada en la tierra.
El inspector leyó el epitafio grabado en el mármol que la cubría: "Aquí descansa Andrés Lema Couto, muerto el 23 de julio en la misma mar que me lo devolvió para darle sepultura el 4 de agosto de 1981. Tu agradecida esposa estará siempre contigo".
- ¿Le agradece al mar que se llevase a su marido?- preguntó el agente.
- No, le agradece que se lo devolviera.
- Pero si se lo ha devuelto muerto-replicó incrédulo Estévez.
- La gente de la mar conoce el riesgo, Rafa. Todos saben que se puede morir cualquier día. El desasosiego no lo produce la muerte, lo produce el no tener cuerpo que enterrar. Cuando un barco se hunde y los ahogados no salen a la superficie, las familias se quedan en tierra llorando fantasmas. La esposa de este hombre tiene a su marido, lo tiene aunque sea aquí, en el cementerio. Las mujeres de los desaparecidos, no. Se convierten en viudas blancas que miran a la mar cada mañana preguntándole por los suyos. Y así un día tras otro, sin encontrar respuesta"...


A la mar, a los árboles, a las calles, a las flores, a la música, al cielo, al aire que respiro... a todo pregunto y no hallo respuesta.

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