lunes, 1 de marzo de 2010

El poético oficio de vivir




Un muerto que habla. Esa evidencia extraña, inverosímil ", APTA PARA TODAS LAS incredulidades", es lo que compele a escribir un Walsh, veinte años antes de que lo acorrale el cerco militar de Videla y Cía., Operación masacre, el libro que funda y pone en marcha El Sistema de (no) ficción con el que liquidará el realismo (y sobre todo el realismo "de izquierda").



Corre 1956, época dura para los peronistas pero no para Walsh, que tiene 29 años y pocas urgencias. Escribe cuentos policiales, lee literatura fantástica, Planea una "novela seria", juega al ajedrez. Hasta que una noche asfixiante de verano, seis meses Después del fallido alzamiento de Valle y la carnicería de José León Suárez, alguien le dice: "Hay un fusilado que vive". No es pues exactamente "la realidad", como se dice un Menudo, la que lo arranca de su confortable ecosistema pequeñoburgués y lo arroja a la arena de una sociedad Irrigada por la violencia: es esa frase más bien descabellada, Cien Por Ciento literaria, digna de Poe o de Lovecraft, que toma el libro por asalto y Empieza a multiplicarse en una extraña legión de espectros fantásticos, enterrados vivos, hombres-lombriz que VIVEN bajo tierra, muertos que respiran ... El muerto que habla entonces, testimonia que, es Livraga: Walsh, que está "afuera" porque no es peronista, es el que denuncia. Hay que decir, piensa Walsh Frente a ese zombi desfigurado por los tiros: Livraga tiene que decir lo que vio, lo que Vivio, que lo sabe, y Walsh, tiene que decir lo que le diga Livraga. Pero lo interesante del caso-lo que Demuestra hasta qué punto el muerto que habla es la encarnación del decir en todo Walsh, y no sólo en sus últimos textos-es el imperativo que lo afecta, lo cambia, lo hace pasar de la figura del que denuncia a la del que testimonia, y de a ahí, fatalmente, la del que testamenta, es decir: El que habla estando ya de algun modo muerto. "Hay que decir", piensa Walsh, y la compulsión lo Livraga con identificación, lo obliga Volverse un zombi él también, un desaparecer bajo tierra o, lo que es más o menos lo mismo, un otro ser. "Ahora (...) abandonaré mi casa y mi trabajo, me llamaré Francisco Freyre, tendré una cédula falsa con ese nombre, un amigo me prestará una casa en el Tigre, durante dos meses viviré en un helado rancho de Merlo, llevaré conmigo un revólver ...". En 1956 Walsh ya es el muerto que habla que será en 1976.

"El idioma de los muertos" por Alan Pauls. En Verano/12, Suplemento de Página/12.

El comienzo de la novela "Operación Masacre "de Rodolfo Walsh Puede Leerse Entrando a la http://www.pagina12.com.ar/diario/verano12/subnotas/141142-45447-2010-02-28.html

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