lunes, 8 de marzo de 2010

Mujeres: en una, todas

Descalza, desnuda, apenas envuelta en la Bandera Argentina, Isadora Duncan baila el Himno Nacional.
Una noche comete esa osadía, en un café de estudiantes de Buenos Aires y a la mañana siguiente todo el mundo lo sabe: el empresario rompe el contrato, las buenas familias devuelven sus entradas al Teatro Colon y la prensa exige la expulsión inmediata de esta pecadora norteamericana que ha venido a la Argentina a mancillar los símbolos patrios.
Isadora no entiende nada. Ningún francés protestó cuando ella bailó la Marsellesa con un chal rojo, azul y blanco por todo vestido.
Si se puede bailar una emoción, sí se puede bailar una idea, ¿por qué no se puede bailar un himno?
La libertad ofende.
Mujer de ojos brillantes, Isadora es enemiga declarada de la escuela tradicional, el matrimonio, la danza clásica, y de todo lo que enjaule al viento.
Ella baila porque bailando goza, y baila lo que quiere, cuándo quiere y como quiere, y las orquestas callan ante la música que nace de su cuerpo.

1916, Buenos Aires: Isadora
En "Mujeres" de Eduardo Galeano
Biblioteca Página/12 - N º 44

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