domingo, 31 de octubre de 2010

La literatura en la era K

"...darles voz a quienes no la tienen, o mejor dicho, de que aquellos cuya voz era silenciada, pudieran expresarla... escuchar al otro. No es casual, me digo, que en los últimos diez años a la literatura nacional le fuera inevitable, con excepciones, rehuir lo político... Surgieron ficciones y crónicas, escrituras que datan la inmediata contemporaneidad y las contradicciones de lo real, en un gesto que remite a una subterránea y no tanto preocupación setentista por la denuncia".

"Esribir es inscribirse en el presente, un presente que es histórico... La escritura es una puesta en acto. Un acto comprometedor. Es decir, el lenguaje no es sólo lenguaje... Coincidencia de que si la literatura se aparta de la realidad, se aparta de su razón de ser. ¿Por qué escribo? ¿Quién quiero que me lea? ¿Qué modelo de lector apunto a construir? ¿Qué modelo de sociedad pretendo? Preguntas similares se formulaba con respecto a la educación Paulo Freire, el de Pedagogía del Oprimido..."

"...no es casual que el fenómeno se produjera bajo el gobierno de una pareja militante cuya gestión haya sido denominada con la letra con la que Kafka hegemonizó un lugar trascendente de crítica al poder: K".



*Estos fragmentos forman parte de un artículo más extenso cuya autoría corresponde al escritor y periodista, Guillermo Saccomanno,  y que publicara hoy el Suplemente Radar del diario Página/12, en su página 3.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda, estamos "viviendo" la historia (y no es eufemismo), es un presente histórico desde todos los puntos de vista: el literario, el económico, el social... Sepamos cuidarlo, alimentarlo, enriquecerlo; no repitamos lo que dicen los medios, al contrario, pensemos, reflexionemos, tengamos memoria.

Un abrazo enorme.

Cris

Noemi dijo...

Cris, desde el miércoles me sigue transitando la misma sensación: me preguntó porqué no supe ver a tiempo quién era Néstor y qué proponía. ¿Qué me lo impidió?... ¿Por qué vi sólo una parte?... Discrepaba con él en su modo de hacer política (a veces su modo "patoteril" -si me permitís el término- me molestaba, ¿una expresión más de gorilismo, dirán?, puede ser...pero me arrepiento). LLevo en mi haber algunos años de psicoanálisis, y eso me permite hoy ejercitar algunas herramientas para mirar con ojos críticos hacia el pasado.

Confieso que durante su mandato, su figura me pareció "descontracturante", "transgresora" y éso, me gustaba, a mí, que no fui kirchnerista ni peronista jamás. Sin embargo, "derechos humanos", justicia social", "redistribución del ingreso", "educación para todos", eran las banderas que defendía, y defiendo, a través del lugar que elegí para militar y defender a mi país: la escuela y el aula. Y es cierto, su gestión devolvió a la gente, sobre todo a los más jóvenes, a la militancia. Que no es poco.

Cuando supe de su partida, realmente, te confieso, lo lamenté muchísimo. Esperé al censista y me fui a la Plaza con otros más de los míos (ellos más convencidos de los logros de la era K). Me sobrepasó la necesidad de estar ahí, de decir "acá estoy", "acá estamos" todos los que queremos seguir peleando por un país más justo y en libertad. Comprendí en seguida el momento histórico que a todos nos estaba atravesando. Y lo agradecí y me sentí felíz, aún en el dolor por la pérdida de un líder (porque líderes es lo que le falta a nuestra sociedad).

En estos días donde puedo leer y escuhar a muchos y respetadísimos intelectuales, advierto su derrotero de reparaciones sociales (asignación por hijo, jubilaciones, la 125, los juicios a los represores genocidas, etc.) y encuentro en cada una de ellas un motivo más para no claudicar, un motivo más para sumarme con mi humilde militancia docente al proyecto de país que deja Néstor en Cristina. Lamento mi torpe lectura de su gestión, lamento no haber estado a la altura de las circunstancias, lamento mi mezquindad crítica; sin embargo, agradezco que la Historia me encuentre de su lado, por la Justicia, la Memoria y la Verdad.

Un abrazo más fuerte.

Cris dijo...

Leo tu comentario y lloro otra vez, a pesar de que las lágrimas de todos nosotros ya fueron censadas, como decían algunos carteles en Plaza de Mayo...